Estados Unidos vive una situación de emergencia provocada por el aumento del consumo de fentanilo y las muertes que genera. No menos inquietante resulta ver a los consumidores por las calles como zombies. El panorama en España y Europa parece distinto. La presidenta de los farmacéuticos de Salamanca, María Engracia Pérez, dice que conseguir este producto por los particulares es “prácticamente imposible”.
El consumo de fentanilo, conocido como la ‘droga zombi’, se ha disparado en Estados Unidos, siendo catalogado por las autoridades como “amenaza para la seguridad nacional”. Esto se debe a que las muertes provocadas por sobredosis de esta sustancia han aumentado considerablemente, convirtiéndose en la principal causa de muerte en el grupo de población de entre 18 y 45 años.
Esta sustancia “es un estupefaciente que se utiliza para sedar, principalmente para calmar dolores muy fuertes”, detalla Mª Engracia Pérez, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Salamanca, añadiendo que, “en el hospital, donde es un medicamento de uso diario como anestésico”. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) indican que es una sustancia “50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más que la morfina”.
Dentro de sus efectos, destaca que, “sobre todo, es sedante, alivia el dolor”. “Pero hablamos de dolores muy graves e intensos”, aclara, añadiendo que “esa es la diferencia que tiene con otro tipo de medicamentos, pensados para dolores más leves”.
Por ello, su principal uso es “en pacientes con alguna patología que les causa un dolor muy fuerte” y “siempre que no han funcionado previamente otros tipos de analgésicos”. “Sobre todo se utiliza en pacientes oncológicos, especialmente en las últimas etapas del cáncer”. También se emplea “para dolores de espalda, con algún tipo de rotura, o en pacientes que están esperando una operación y tienen dolores que no pueden tolerar”.
En España, el fentanilo es un fármaco “habitual” y se comercializa en farmacias en diferentes formatos. “Lo hay en parches, en solución inyectable, en comprimidos sublinguales y en pulverizador nasal”. En cuanto al precio, “varía dependiendo de la dosis” y, aunque son medicamentos financiados por la Seguridad Social, “normalmente son caros”, situando Pérez entre los 50€ y los 100€ que la horquilla en que oscilan.
Pese a todo, destaca el “fuerte control” que existe en nuestro país sobre los medicamentos estupefacientes, como el fentanilo. “En las farmacias tiene un doble control, que lleva a cabo la Agencia Española del Medicamento”. De esta manera, “el paciente tiene que presentar una doble receta. Además de la habitual, el médico tiene que dar al paciente la llamada receta de estupefacientes, que lleva unos cauces diferentes para llevar un control en las farmacias mucho más elaborado”.
Al mismo tiempo, “para pedir este tipo de medicamentos por las farmacias, se necesita un vale, que tiene unos números que se intercambian con la Agencia Española del Medicamento”. En definitiva, conseguir fentanilo -u otros fármacos estupefacientes- por parte de los particulares es, según indica Pérez, “prácticamente imposible” y “muy difícil”. “Además, las sanciones para las farmacias son enormes, de inhabilitación”, apunta.
Estados Unidos
Ante la situación que vive el país norteamericano, Mª Engracia Pérez afirma que la expansión de este opioide se debe “quizás, a que allí no han tenido el control que se tiene en otros países como España para la comercialización de este medicamento”. También apunta a que, “a lo mejor, se ha prescrito de manera incorrecta”.
Finalmente, sobre la posibilidad de que la crisis de la droga zombi llegue a España o a Europa, concluye que “aquí el control es muy exhaustivo y tanto la prescripción de los médicos como la dispensación por parte de las farmacias está muy controlada. Por tanto, si esto sigue así, igual que hasta ahora no ha habido ningún problema, no creo que ahora sea el momento de que haya descontrol, porque esto se lleva usando muchos años”.
Junto al fentanilo farmacéutico, existe uno fabricado ilícitamente, denominado IMF, que se distribuye en el mercado ilegal de drogas en diferentes formatos, especialmente en polvo y en líquido. Respecto a los efectos, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EEUU, además de la sedación, también habla de “felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, problemas para respirar y pérdida del conocimiento”.