[dropcap]R[/dropcap]ecibo a un amigo, del otro lado del Atlántico, que lleva muchos años sin venir a España. En el curso de la tarde, entramos en un centro comercial que celebra el Black Friday como si las únicas tradiciones anglosajonas dignas de ser importadas fueran la fiesta de Halloween y las ventas anticipadas, en vez de, por ejemplo, la responsabilidad política.
[pull_quote_left]Me dice que ha leído en los periódicos que el Gobierno presume de que estamos saliendo de la crisis, que somos, textualmente, la única gran potencia junto con Alemania que crece en Europa[/pull_quote_left]Por el centro pululan esa misma tarde los voluntarios del Banco de Alimentos, y me veo obligado a explicar a mi amigo que en la España que él conoció ahora hay mucha gente necesitada a un nivel tan básico como el alimentario, que se está sufriendo desnutrición infantil y que la sociedad civil es la única que sale a remediarlo. Se muestra impresionado, me dice que ha leído en los periódicos que el Gobierno presume de que estamos saliendo de la crisis, que somos, textualmente, la única gran potencia junto con Alemania que crece en Europa, y que el año que viene bajarán los impuestos, y no puedo explicarle que leyendo la prensa nacional uno ya no comprende la realidad, que solo un Gobierno de opereta se atrevería a llamarnos gran potencia y que el año que viene hay elecciones, y por eso es posible que bajen los impuestos, que seguramente volverán a subir poco después. No puedo explicárselo porque me da vergüenza, y no pequeña, en este viernes negro.
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