La Universidad de Salamanca ha puesto en marcha la Red de Huertos Escolares Comunitarios en el curso 2014-2015 con la participación de los centros de educación infantil y primaria de la ciudad Caja de Ahorros, Nuestra Señora de la Asunción y Lazarillo de Tormes.
La iniciativa, auspiciada por el Vicerrectorado de Economía a través de la Oficina Verde, tomó forma a partir del proyecto piloto de huerto escolar puesto en marcha el curso pasado y tiene previsto ir integrando nuevos centros en cada curso escolar.
El proyecto está dirigido por los profesores de Educación Ambiental de la Universidad de Salamanca Ángela Barrón Ruiz y José Manuel Muñoz Rodríguez y se enmarca en los planes de acción social y de política ambiental desarrollados por la institución académica.
Asimismo, cuenta con el apoyo de dos entidades expertas en agricultura ecológica y sostenibilidad, la Fundación Tormes-EB, uno de los centros más relevantes en iniciativas ambientales de la Comunidad de Castilla y León, y la Fundación ASPRODES, centrada en dar apoyo a más de 500 personas con discapacidad intelectual, y cuyos alumnos de Jardinería del centro educativo “EL Arca” realizarán, como hicieron el curso pasado, actividades prácticas en el proyecto.
Desde un enfoque comunitario la iniciativa persigue que en ella trabajen todos los participantes, profesores y alumnos universitarios y la comunidad educativa de los centros escolares, además de las dos fundaciones, en pro de un proyecto común que pretende satisfacer necesidades educativas en formación en sostenibilidad de alumnos universitarios, avance de la educación ambiental en los centros escolares participantes y en integración del alumnado del Centro de Educación Especial El Arca.
Las barreras
Su enfoque comunitario permite romper las barreras de las instituciones educativas e integrar a la comunidad en el proceso educativo. Con la participación de profesores, escolares, padres y abuelos, fundaciones sociales, alumnos y profesores universitarios se busca tejer una red social de trabajo educativo donde cada uno juega un rol determinado, y en la que los huertos escolares comunitarios son el eje vertebrador. Un proyecto que, según la UNiversidad, «se justifica por el impacto y mejora que puede derivar en la innovación y calidad de los procesos educativos, por la apuesta por una cultura de trabajo más cooperativa e interdisciplinar entre el profesorado y alumnado de distintos niveles, así como con otros profesionales y agentes sociales externos a la comunidad escolar».