Fernando Álvarez Abarca

[dropcap]H[/dropcap]ermano de Gabriel, el doctor Fernando Álvarez Abarca, también fue conocido como “Médico de la Reina”, gozando de un gran prestigio profesional, incluso mayor que el de su hermano. Fue nombrado sustituto de Gabriel en la Universidad el 12 de agosto de 1476. Su vinculación con los Reyes Católicos fue muy intensa. Isabel y Fernando llegaron a escribir al rector denunciando las irregularidades habidas en la oposición a la cátedra de Prima de Lógica: no se había dejado votar a los licenciados. Fernán Álvarez opositó con Martín de Oropesa, adjudicándosele a este último la cátedra debido a las irregularidades denunciadas.

En 1498 Fernando Álvarez era médico de los Reyes y, a la vez, desempeñaba la cátedra de Prima de la Facultad de Medicina. A partir de ese año comenzó a tener conflictos con el Estudio por sus continuas ausencias de las aulas. Al morir la reina Isabel pasó a ocupar el puesto de médico de la reina Juana.

Cansado el claustro de conceder a Fernando permiso tras permiso, a finales de 1507 comunicó al rey Fernando que el doctor de la reina debía vivir en Salamanca y atender su cátedra, pero el rey le impidió salir de la Corte “so pena de la vida”, tras lo cual, y después de algunos acuerdos en el sentido de impedir una nueva ausencia, la Universidad tuvo que ceder nuevamente. Fernando disfrutó de permisos hasta la muerte del rey Católico en 1516. Después de esa fecha se trasladó a Salamanca, donde desempeñó el cargo de regidor de la ciudad.

[pull_quote_left]Las relaciones entre el Doctor de la Reina y su yerno Francisco Maldonado debieron ser excelentes, y aunque no pudo hacer nada para impedir su muerte[/pull_quote_left]Fernando se casó con Beatriz de Alcaraz, de familia noble. Un hermano de su esposa era chantre de la catedral de Valladolid. Del matrimonio nació una hija, Ana Abarca, que se desposó con el comunero Francisco Maldonado, señor de Maderal. Francisco tenía dos hermanos, Arias y Juan, y una hermana clarisa, de nombre Isabel.

Francisco Maldonado y Ana Abarca tuvieron dos hijos: Rodrigo Arias Maldonado, que ostentaría el señorío de Maderal, y Hernán Álvarez Abarca, que heredó el mayorazgo de los abuelos maternos, el doctor Álvarez Abarca y su esposa, Beatriz Alcaraz.

Las relaciones entre el Doctor de la Reina y su yerno Francisco Maldonado debieron ser excelentes, y aunque no pudo hacer nada para impedir su muerte, logró que los gobernadores mandasen un requerimiento a Villalar para que las autoridades entregaran al doctor Álvarez Abarca el cuerpo sin vida del padre de sus nietos.

Enterró el cuerpo de Francisco bajo el coro de la iglesia del convento de San Agustín y, desde entonces, consagró su vida a conseguir que devolvieran a sus nietos los bienes que les correspondían procedentes de su familia y que habían sido expropiados tras la muerte de Francisco Maldonado en Villalar. Después de un farragoso proceso logró para sus nietos la restitución de Maderal y de los bienes procedentes de la dote de Ana Abarca.

Fernando murió en 1526 y fue enterrado, al igual que lo fueron su mujer y su hija, en la iglesia de San Agustín, junto a la sepultura de su yerno.

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