El rey Felipe pidió este miércoles, en su primer discurso de Navidad, «cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción», pero no mencionó el caso de su hermana, que será juzgada como cooperadora necesaria en dos delitos fiscales de su marido, Iñaki Urdangarin.
El rey dijo que los ciudadanos «necesitan tener la seguridad de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos«, que «no haya tratos de favor por ocupar cargos públicos y que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse».
No habló en su discurso del caso de su hermana pero sí se ocupó, además de la corrupción de la crisis económica, haciendo especial hincapié en los «inaceptables índices de desempleo que frustran las expectativas de nuestros jóvenes y de muchos más hombres y mujeres que llevan tiempo en paro», por lo que pidió amparo para los más vulnerables y «avances para seguir garantizando nuestro estado del bienestar«.
Tras abordar estos asuntos, que según las encuestas son los que más preocupan a los españoles, abordó el problema catalán alertando de «la fractura emocional entre familias, amigos o ciudadanos» que puede producirse en caso de secesión y apeló a la Constitución como garantía de convivencia».