En el estudio de Ángel Luis huele a pintura, a barniz y a resinas. Apilados en sus paredes hay cuadros acabados o por terminar. Hay pinceles por doquier, bocetos, folios y libros. Hay vida en su estudio
¿Qué ve usted cuando observa a Felipe VI?
Acostumbrado a verlo para hacer los tres retratos anteriores, no veo un rey, veo una persona. Me acostumbré, sobre todo, después de la exposición que hice en Salamanca en febrero de 2013 sobre retratos. Quise tratar, desde entonces, a todos como personas, no que fueran instituciones, como en este caso.
¿Ha evolucionado desde que pintó su primer retrato al que cuelga en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Salamanca?
Sí, ha evolucionado mucho, sobre todo cuando tiene barba.
¿Y los ojos?
Tiene siempre la misma mirada.
También ha tenido ocasión de pintar a la Reina Sofía y a la Duquesa de Alba, entre otros personajes. ¿Qué aprende al plasmar en un lienzo sus retratos?
Su propia historia. Aprendes cómo son realmente. La naturalidad, sobre todo en estas dos personas que mencionas. Cayetana era como ha sido, no fingía en ningún momento y la Reina Sofía también.
¿Le pudo entregar los cuadros?
No, los tengo aquí.
¿Podemos hacer un llamamiento a los familiares o la propia Reina Sofía a que pasen a recogerlos?
Sí. Es más, con Cayetana de Alba coincidimos en dos o tres ocasiones, pero por circunstancias no se pudo desplazar al estudio. Y con Doña Sofía, por temas de seguridad, fue imposible. Incluso estando en Madrid, ocurrió lo mismo. Hay veces que esperas y ocurren hechos inesperados, como la muerte de la Duquesa, por lo que es imposible. Es más, iba a exponer en Sevilla este año y habíamos quedado en que acudiría a la inauguración, pero surgió una exposición en Madrid, lo de Sevilla se retrasó, ella coincidió que podía haber ido a Madrid, pero se puso enferma.
Puede esperar, al menos con la Reina Sofía, veinte años, como Antonio López…
(Risas) Son circunstancias distintas. El cuadro de Antonio López era un encargo. En el caso de la Reina Sofía se planteó en su momento con la Casa Real, pero la gestión está parada, porque cuando surgió el asunto, se produjo la abdicación.
¡Vaya casualidades! La muerte de la Duquesa y la abdicación del Rey…
(Risas) Sí. No ha habido suerte. Hablamos con Rafael Spottorno, el antiguo jefe de la Casa Real, y por circunstancias… No pudo ser. Meras anécdotas.
Acaba de mencionar a Antonio López. ¿Se pueden tardar veinte años en concluir un cuadro o nunca se termina si tú quieres?
Nunca se termina si tú quieres. Hay cuadros que los tengo apartados y llega un momento que dices: Vamos a hacer limpieza. Sacas una pieza y dices: Mira ahora mismo me apetece pintar esto. Y llevaba aparcado diez años. Por eso, el hecho de que quizá Antonio (López) tenía el cuadro… No lo sé, porque nunca he hablado con él sobre este asunto. Pero, es lo que puede pasar. Lo entiendo perfectamente.
¿Dónde se documenta para entrar en las entrañas de los personajes?
En primer lugar, tiene que ser un personaje, tanto de la exposición que hice hace un año, como de la que habrá en un futuro en Salamanca.
Nos da una primicia…
Sí, efectivamente. Lo primero, tiene que significar algo para mí.
Ósea que el primer filtro lo hace usted…
Sí. A partir de aquí, investigo sobre el personaje. Lee mucho y veo muchas fotografías para la gestualidad, el porte… y a continuación, la psicología. Luego, contacto con ellos y posteriormente, les propongo participar en este proyecto. Si aceptan, tomamos una serie de fotografías, entablamos conversaciones, quedamos en varias ocasiones, si pueden desplazarse al estudio, lo hacen… A través de esto, se crean vínculos y hacemos el trabajo final: el cuadro.
Tiene personajes nacionales y actores internacionales. ¿Hace el mismo proceso, por ejemplo con Clint Eastwood?
El caso de Eastwood viene desde pequeño, desde que veía con mi padre sus películas. Veía las películas del Oeste y siempre me fijaba en él. Y de Harry El Sucio pasé a que las películas que me gustaban después, también estaba él detrás, como en Sin Perdón, Mystic River o Million Dollar Baby. Me quedaba con las imágenes, con el claroscuro,… y eso me atrae muchísimo. Es pintura en movimiento. ¡Me encante! Por lo que intente contactar con él.
¿De verdad?
Sí. Primero hago una toma de contacto con Warner Bros aquí en Madrid. Hacen una serie de gestiones y yo también. Contacto directamente con él a través de Mal Paso, su productora. Le propongo participar en la exposición y le explico porque quiero que participe. Enseguida, Cristina, su asistente personal, me contesta. Hemos tenido varias conversaciones por teléfono y me dicen que adelante. Y yo encantado. No todos los días llamas a la puerta de un señor como Eastwood y te dice que sí.
¿Es mitómano?
No.
¡Parece mentira!
(Risas)
¿Por qué le interesa tanto el retrato?
No es el retrato en sí. Si es verdad que los grandes pintores han sido grandes retratistas, porque captar a una persona y verla así, es difícil. Ahí tenemos a Inocencio X cuando lo pintó Velázquez que dijo: «Demasiado real». Cuando estudiaba cuarto en la facultad nos proponen un ‘padre’ y nos dicen que intentemos emularlo y llevarlo a nuestro terreno. Para mí, siempre ha sido Velázquez, desde pequeño. Conservo dibujos del Cristo de Velázquez desde la guardería. No es el retrato, hablamos de pintura. Da lo mismo pintar una cebolla que un niño. Si te acercas a la cebolla y te hace llorar, es una cebolla. La primera vez que entré en el museo de El Prado y vi los bodegones de las sandías, me parecía que olía a sandía.
¿Dónde derivan sus retratos?
A la figura. De ahí sale el retrato que es donde se ve al verdadero Ángel Luis.
Ha hecho referencia a Velázquez. ¿En qué sentido cree que le ha influenciado?
Sobre todo, como dijo Dalí en su momento: Velázquez pinta al aire. Y eso es muy difícil.
Hay un antes y un después en la historia de la pintura de Velázquez. ¿Qué artista cree que ha tomado su relevo?
Sin Tiziano y El Greco no habría Velázquez, como tal. Sin Velázquez, no habría Goya, como tal… Daría lo que fuera ahora mismo por escuchar una conversación entre estos dos grandes genios españoles. ¿Quién ha cogido el testigo? Nadie. Todos los grandes artistas coinciden en señalar que Velázquez es lo más. Está él y luego los demás. Hay escalafones en la pintura, pero la cúspide es suya y a día de hoy, después de tantos siglos, nadie lo ha conseguido.
Fue un adelantado a su tiempo…
Sí, pero como tantos otros. Dalí se creía que era una reencarnación de Velázquez. Picasso… Todos llegamos y pintamos nuestras Meninas. Incluso yo, a mí manera de ver, con mi personalidad pictórica.
¿Las Meninas son El Quijote de la pintura?
Posiblemente.
Con lo sencillo que parece el cuadro…
Quizá, por eso mismo. Se pone a él de protagonista y los reyes van detrás. Se atrevió. Quizá es ahí donde fallamos, que no nos atrevemos. Voy a contar una historia que me vincula a Velázquez.
¿Sí?
Sí. Velázquez pintó a Inocencio X y el Cabildo de Gran Canarias financió su viaje a Roma para hacerlo. A Velázquez se le encargan unos bocetos de ese cuadro para que los deposite en el Cabildo. Aquellos cuadros nunca llegaron. Sí sé que existen algunos bocetos, pero a Canarias no llega nada. Pasado mucho tiempo, Daniel Montesdeoca, de la Fundación Montesdeoca, me encarga a mí un boceto de Inocencio X para que se exponga en la Catedral de Gran Canarias. ¡Fíjate!, tengo un cuadro allí, porque el boceto de Velázquez no llegó.
¿La pintura está sufriendo la crisis?
Sí, pero siempre ha estado en crisis. Hasta cierto punto es ‘un artículo’ de lujo. Tenemos que comer. Lo primero es esto.
Si usted fuera ministro de Cultura o tuviera poder. ¿Qué cree que se debería hacer teniendo en cuenta que un pueblo se diferencia de otro por la cultura?
Potenciarla.
¿Sería el gran patrimonio a dejar?
Sí, pero debería de haber una financiación, como la hay en el teatro o el cine. Si es cierto que hay muchos certámenes de pintura, que quizá sea un reconocimiento a una persona entre las quinientas personas que se presentan. Es cierto que quizá todos no valen o no valemos.
¿Quién dice que vales o no vales?
El jurado y unas normas a seguir. Está complicado tanto para financiar las exposiciones como para buscar patrocinadores o coleccionistas.
Cuando vivió Velázquez también había crisis, pero o bien por narcisismo o por entretenimiento había mecenas. ¿Qué le diría a los que tienen el dinero en paraísos fiscales?
Que muchos como yo necesitamos mecenas.
1 comentario en «Ángel Luis Iglesias: «No todos los días, Clint Eastwood te dice que puedes pintarlo»»
Pintor sobrevalorado (por si mismo) , autobombo y cero humildad …Si hablamos de creatividad , ¿sería lo mismo si pintara » gente normal»? . ¿ Realmente aporta algo ? .Cuantos retratos le pintarán a Clint Eastwood por día, pintores deseosos de promoción, que utilizan el personaje para disimular su falta ingenio …Salamanca se muere …