La Comisión Europea ha prorrogado durante seis meses el plazo que le había dado a Unicaja para vender o cerrar la red de oficinas no estratégicas de CEISS (banco nacido de la fusión de Caja España y Caja Duero).
Bruselas había puesto como fecha límite el 31 de diciembre de 2015, pero ha concedido medio año a la entidad malagueña para poder deshacerse de las 32 oficinas consideradas no estratégicas para CEISS, por estar fuera de Castilla y León, sobre todo en Extremadura y Madrid.
Esta prórroga trata de facilitar la operación de venta de, al menos, veinte oficinas extremeñas de CEISS a Targobank, que estaba muy avanzada pero finalmente la entidad participada al 50% por el Banco Popular y el francés Credit Mutuel dio marcha atrás.
No ha perdido el interés, pero pretende que en la operación entren otras variables, y Unicaja está pensando en aceptar algunas condiciones de Targobank.
Además de Targobank, la otra entidad que ha mostrado cierta disposición a adquirir algunas oficinas de Ceiss en Asturias y Galicia es Abanca, banco perteneciente al grupo Banesco, que busca opciones para crecer feura de Galicia.
Ajuste de plantilla
Esto, además de cumplir con uno de los requisitos fijados por Bruselas para autorizar la absorción de CEISS por parte de Unicaja (deshacerse del 5% de su red de oficinas), aligeraría la plantilla de CEISS con menos despidos, porque otra de las condiciones de la UE era que la entidad castellano y leonesa redujera su plantilla en otro 5% antes de diciembre de 2016.
Bruselas también exigió a CEISS reducir su cartera de créditos un 10% y un 15% el tamaño de su balance.
El compromiso por parte de CEISS y Unicaja para cumplir estas condiciones liberaron las ayudas europeas a la entidad castellana que ascienden a un total de 1.530 millones de euros: de ellos 525 se dan por perdidos, otros 604 se dieron en bonos convertibles en contingentes que serán amortizados en 2018 y 241 se destinaron a hacer frente a los preferentistas.
