Halloween o el Día de Todos los Santos. Depende de la edad que se tenga, los más jóvenes te hablarán de disfraces y los más mayores de castañas, cementerios y reuniones familiares. Salimos a la calle para hablar con unos y otros. Misas, disfraces y bocados típicos, todo cabe el 1 de noviembre.
Texto: Lucía Almaraz
“El día de Todos Los Santos se celebra que todos los difuntos han sido perdonados y disfrutaran de la vida eterna. Todos los años voy a ver a mis padres y mi marido, aunque prefiero ir otros días del año, sin que haya tanta gente en el cementerio”, cuenta Adela Martín.
Los mayores acude a los cementerios a visitar a sus seres queridos y comparten este día de forma especial. “Recordamos a todas las personas que faltan, para mí es muy especial. Yo voy al cementerio después de ir a misa, allí el cura da un responso. Tengo varios hermanos y a mi hijo. También, comemos castañas asadas o los dulces de hueso de santo durante todo el día”, explica María Teresa Merchán, vecina de El Maíllo.
Cerca de El Maillo, en Tenebrón, ambos pueblos de la comarca de Ciudad Rodrigo, el 1 de noviembre se recogía leña y se hacía una ‘chambarata’ (hoguera), porque el fuego es ‘purificador’ de almas y se asaban castañas en el calboche.
Sin salir de la comarca, Antonio Rivas cuenta que en todos los pueblos la gente ese día va al cementerio, aunque sea un pueblo pequeño. “Antes era casi como una Nochebuena, se cenaba con la familia y se comía asado de castañas”, añade.
La celebración dulce de este 1 de noviembre llega con los buñuelos, los huesitos de santo o el dulce de mazapán, dependiendo de la zona. De un tiempo a esta parte, estos dulces se decoran con aspectos terroríficos como ojos, dedos, fantasmas, murciélagos… “En cada pastelería los elabora a su manera. En Peñaranda no existe ningún rito, salvo ir al cementerio con flores. No suelo celebrar Halloween, antes con los niños pequeños, si solíamos disfrazarnos y salir a dar una vuelta. La historia de Halloween es muy curiosa, proviene de la fiesta pagana de los celtas samahin donde celebraban el fin de las cosechas”, explica Vicente García, de Peñaranda de Bracamonte.
Las legumbres, galletas de chocolate, “familiares que tienen panaderías hacen productos típicos con calabaza, o algún dulce con forma de dedo, de murciélago”, es lo que está estos días en el menú de los jóvenes. “El día de Todos Los Santos nos reunimos en mi casa para comer cocido, después de haber ido al cementerio”, dice Ángel Rodríguez.
Muertos vivientes
De las flores, tumbas y cementerios a los muertos vivientes. Los jóvenes prefieren festejar Halloween. Se disfrazan de fantasmas, brujas, zombis, personajes de la ficción, mimos… Siempre cubiertos de ´sangre´, aportando una visión terrorífica.
Entre los planes más comunes están el reunirse con amigos y salir de fiesta la noche del 31 de octubre. Otros, también apuestan por el cine, aprovechando estos días para hacer maratones de clásicos, como El resplandor, El silencio de los Corderos, o ver las novedades del cine. “Este año haré maratón de películas, el terror japonés siempre tiene muy buenas críticas”, cuenta Guillermo Juan Alonso, quien acompaña a su familia y recuerdan a los que ya no están. “Personalmente no me gusta ir al cementerio, pero acudo todos los años”.
También acude al campo santo de su pueblo, Villar de Gallimazo, Verónica Ramírez, “vamos a llevarle flores a mis abuelos”.
En cuanto a los disfraces, Paula Martín irá de bruja, Verónica Ramírez apostará por algún personaje de película, Ángel Rodríguez se pondrá una máscara y se pintará la cara con sangre falsa…