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Lo que el viento se llevó en Salamanca

Los ecologistas denuncian falta de riego de los árboles, escaso control a la empresa adjudicataria de los parques y zonas verdes, y alcorques demasiado pequeños, lo que reduce las raíces y los debilita ante un vendaval
El árbol que derribó el viento en Lasalle la semana pasada. (Ical/Arranz)

Cuando llegan vientos casi huracanados como los de la semana pasa, es difícil que todo acabe en su sitio. Pero, si durante el resto del año no se han puesto las medidas adecuadas, es más fácil que, como hemos visto, se partan decenas de ramas y el viento arranque varios árboles. Por fortuna sin ocasionar heridos. Para no depender de la suerte, los ecologistas reclaman mejores cuidados del arbolado de Salamanca.

Chema Lorenzo, de la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca, ha lamentado la falta de cuidados y el abandono que sufren los árboles que hay plantados por la ciudad. Esto, además, provoca incidencias y situaciones como las vividas en la última semana, con multitud de ramas y árboles caídos por el temporal, algo que Lorenzo achaca a que están “débiles”.

A lo largo de la última semana han sido muchos los árboles y ramas caídos por toda Salamanca a causa de las fuertes rachas de viento. Desde el Comité Antinuclear y Ecologista, Chema Lorenzo reconoce que “se juntan muchas cosas”, que dan lugar a este tipo de incidencias.

Por un lado, comienza aceptando que “los vientos han sido bastante extraordinarios, no excepcionales, pero sí más fuertes de lo habitual”. Esto se añade a “las últimas sequías que hemos vivido, que han dado lugar a que los árboles estén bastante débiles”.

Sin embargo, denuncia que, “los cuidados de los árboles que se plantan en Salamanca son muy deficientes”. Asimismo, apunta que, “el Ayuntamiento no controla lo que hace la empresa que gestiona el mantenimiento”. En este sentido, asegura que, “el riego no se cuida lo suficiente”, poniendo como ejemplo que, “muchas veces se ve que los árboles necesitan agua y no los riegan”, o “riegan unos sí, otros no, pero además de forma absurda, como al azar…”.

Sobre la falta de cuidados, también lamenta que “no hay un seguimiento y no se revisan adecuadamente los árboles. Se mueren muchísimos, y luego hay muchos otros que dan pena… son un tronco y cuatro hojas”. Además, en lo referente a la poda, indica que, pese a que “normalmente es demasiado excesiva, en los últimos años ha mejorado bastante”.

“Hasta hace pocos años los árboles urbanos no se podaban, se desmochaban. Eso lo hemos visto en Salamanca hasta hace poco. Los árboles se debilitaban por esta razón y por eso en situaciones extremas de viento, sus ramas se rompen”, explica Lorenzo. Además, añade que, “las podas y desmoches mal ejecutados facilitan la entrada de xilófagos y la madera se pudre o debilita”.

Por ello, esta práctica da lugar a que las nuevas ramas que salen “sean débiles” y “su inserción en el tronco sea muy superficial, por lo que pueden romperse fácilmente”, provocando que, el árbol “se convierta en un verdadero peligro”. De la misma manera, insiste en que, con el desmoche, “se obliga al árbol a hacer un sobreesfuerzo para sobrevivir a costa de un enorme desgaste”, y “a medio-largo plazo, el árbol sufre y en el mejor de los casos, estas intervenciones acortan su vida”. “La caída de árboles urbanos es mayormente causada por malas prácticas”, zanja.

Los alcorques es otra de las cuestiones que preocupan a Lorenzo. “Los hacen muy pequeños y mal. Normalmente, además del espacio reducido, se les echa demasiado cemento y hormigón, por lo que quedan reducidos a la mínima expresión”. “Por eso se caen muchos árboles también, porque tienen poca raíz”, zanja.

Respecto a la elección de las especies, la califica de “adecuada”, pero, “lo que pasa es que, en algunos casos, los árboles venían mal. No los tenían que haber plantado y se han secado a montones nada más ponerlos”. Como ejemplos, señala al “parque Elio Antonio de Nebrija, donde el 48% se habían secado porque desde que los plantaron estaban mal”, así como a “los corredores del Tormes+, donde la práctica totalidad de los árboles se han secado”.

Pese a todo, Lorenzo no cree que se planten árboles en Salamanca “por estética”, aunque, reconoce, “es algo que está bien visto y cuando el alcalde dice que han plantado ‘x’ árboles, queda muy bien”. No obstante, insiste en que “luego los árboles se quedan ahí y requieren un seguimiento bastante exhaustivo, especialmente en cuanto al riego y sobre todo en los momentos más delicados. Y eso no se hace”.

“En Salamanca, el Ayuntamiento dice que tocamos a un árbol por habitante, pero ellos cuentan todo y eso no vale. Un árbol tiene que tener ciertas características, como una altura y una copa de determinadas dimensiones… Y aquí cuentan cualquier cosa que tiene un tronco, aunque no dé ni sombra”, lamenta. “Yo creo que hay muchos menos de los que dice el Ayuntamiento. Además, se pueden poner muchos más, porque, si no, las ciudades acaban siendo inhabitables”, aclara.

Finalmente, de cara a evitar este tipo de situaciones, aunque no considera que haya zonas “peligrosas”, Chema Lorenzo apuesta por “una vigilancia exhaustiva de los árboles”, que pase por “comprobar su estado, ver cómo están, los que se pierden, los que hay que reponer, etc.”. “Y no sé si es algo que se hace”, concluye.

3 comentarios en «Lo que el viento se llevó en Salamanca»

  1. El personal de la empresa adjudicataria no tiene ni idea de jardines, plantas, setos o árboles. Trata a las plantas como si fueran mobiliario urbano. Sólo hay que mirar con un poco de atención y se nota que les tiene sin cuidado; igual que a la corporación, ni le ocupan ni le preocupan. Echan balones fuera es «responsabilidad de la empresa adjudicataria» que subcontrata a la baja esos servicios y no los co trabajadores.

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  2. Los motivos que Claramente expone el líder ecologista son las autenticas causas de que los árboles estén «débiles » y no aguanten una borrasca. Hay que plantar Y CUIDARLOS

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