Pánico comprador, pánico vendedor…

Una mujer compra a través de una tarjeta. Imagen. Patrick Tomasso. Unsplash.

Vivimos tiempos en los que los mercados financieros son incapaces de comportarse con un mínimo de templanza. En cuestión de días, o de unas pocas semanas, el clima de sentimiento de los mercados pasa del más agorero pesimismo al más desbocado optimismo. Así sucedió en el impulso bajista que comenzó a finales de julio y tocó fondo a finales de octubre, y así ha sucedido también en la consiguiente reacción alcista que ha tenido lugar a lo largo de este pasado mes de noviembre.

Este extremismo en sus reacciones —tanto bajistas como alcistas— no es precisamente indicativo de un comportamiento de mercado saludable; y quizás pueda explicarse por la elevada incertidumbre que rodea a la futura evolución de la inflación y las posibles implicaciones futuras de las políticas monetarias restrictivas llevadas a cabo en el último año por los bancos centrales. O puede que sea también consecuencia del proceso de adaptación al cambio de paradigma macroeconómico y financiero con relación al que estuvo vigente durante casi tres lustros, desde el estallido de la crisis financiera global de 2007-2008.

Sea como fuere, la realidad es que el mercado va como loco de un lado a otro, del pánico vendedor al pánico comprador, y así sucesivamente…

Hoy, en medio de su euforia, los mercados vuelven a descontar bajadas de tipos por parte de los bancos centrales tan pronto como en la transición del primer al segundo trimestre de este próximo año. Y ello a pesar de que la inflación —y en especial la inflación subyacente (de carácter más estructural)— se sitúa aún muy por encima del objetivo oficial del 2%, y a pesar también de que los bancos centrales continúan insistiendo una y otra vez en que aún no pueden cantar victoria en su lucha por contener la inflación, y que aún ni siquiera piensan en bajar sus tipos de interés… Pero al mercado todo esto le vuelve a dar igual en estos momentos.

De esta forma, los mercados vuelven a estar excedidos, al menos a corto plazo. Llevan ya un par de semanas estándolo. Excedidas las bolsas, pero excedidos también los mercados de renta fija.

En su exceso, no se puede descartar que los mercados traten aún de atacar cotas algo más elevadas, pero en su creciente desprecio por el riesgo es donde se gesta su mayor peligro. No es ahora, por tanto, el momento de añadir riesgo adicional en cartera sino de reducirlo, realizando y protegiendo lo ganado en noviembre. Los mercados deberían rotar y consolidar no tardando mucho. Sería saludable que así fuera y que lo hicieran de manera ordenada. De lo contrario, más pronto que tarde, el pánico comprador acabaría dando paso de nuevo al pánico vendedor…

Félix González
Socio Director General
Capitalia Familiar EAF

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