Opinión

Algo más que palabras

Los cuatro jinetes del apocalipsis. (Pixabay)

Bueno es salir cada día de casa como palomas después de un diluvio a mirar lo bello de la tierra, impregnarse de la energía del mundo y disfrutar de estar vivos. Hay millones de manos esperando estrechar las de un amigo, numerosos campos por sembrar y rosas a las que quitar las espinas. Sonrisas dispuestas a recibir lo mismo que dan, alegrías en busca de unirse a otras alegrías. Tiempo que pasar desenredándonos de las trabas y hacer retroceder los sinsabores.

Lo de que estemos bajo un volcán o caminando sobre brasas no es verdad, pese a que haya velas que apenas encendidas se apagan, llaves con las que no se acierta a abrir las puertas cerradas y quienes lo pregonan con griterío de desesperanza. No somos fáciles de abatir ni que nos desilusionen. A millares se encuentran personas que atienden y protegen a los necesitados.

Sigue habiendo cielo, mar y tierra que nos sustentan, y una humanidad espléndida que levanta la voz contra la violencia, no acepta la sumisión y está a favor de los humildes. Caminamos hacia adelante por más que haya desvíos y cautelas que guardar.

Nada de vivir como tortugas bajo el caparazón de la resignación, ni elevar plegarias esperando milagros. Desgracias seguirá habiendo, pero para cada una se hallará remedio, también habrá determinación para que no haya quienes se aprovechen de anunciar catástrofes, acumulen poder a costa de otros y se inventen conjuras cuando están en riesgo sus intereses.

Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor

*Foto: Los cuatro jinetes del apocalipsis (Pixabay)

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