El escritor Carlos Sá Mayoral aborda en su obra ‘Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de Estado?’, los últimos días de vida del que fuera rector de la Universidad de Salamanca. Además, aportando una serie de argumentos, datos y pruebas escritas, acaba concluyendo que detrás de la muerte del intelectual pudo estar el dictador Francisco Franco, tratándose realmente de un asesinato y no de un infarto como aseguró entonces la versión oficial, informa Cambio16.
En la historia narrada por Carlos Sá Mayoral, el escritor recurre a documentos, libros y archivos que hasta el momento no se habían estudiado en profundidad, con el objetivo de esclarecer una de las cuestiones de la vida de Miguel de Unamuno que, a día de hoy, continúan siendo un enigma: su muerte.
Según la versión oficial, el rector de la Universidad de Salamanca murió en su casa de la calle Bordadores el 31 de diciembre de 1936, alrededor de las cuatro de la tarde. En cuanto a las causas, se dijo que el intelectual murió a causa de un infarto. Pese a ello, en varias ocasiones se ha contemplado la posibilidad de que la muerte no se debiera a causas naturales, sino que Unamuno fuera víctima de un asesinato.
En su obra, Sá Mayoral recoge numerosos argumentos, tanto teóricos como prácticos, así como declaraciones y testimonios de algunos de los testigos principales de la muerte. Al mismo tiempo, sitúa como el personaje principal de la trama a Bartolomé Aragón, un joven falangista que fue el último en ver con vida a Unamuno, aquel 31 de diciembre de 1936.
Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, Don Miguel comenzó apoyando la sublevación de los autodenominados ‘nacionales’. Sin embargo, pronto cambió de parecer al comprobar la deriva que llevaba el régimen de Franco, cometiendo numerosos asesinatos y excesos, asemejándose cada vez más a una dictadura de tintes fascistas.
El punto de inflexión llegó el 12 de octubre de 1936, durante las celebraciones del ‘Día de la Raza’. Unamuno acudió al acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad como representante oficial designado por Franco, un evento al que también asistieron otras personalidades como la mujer del dictador o el fundador de la Legión, José Millán-Astray.
Fue en ese acto donde el rector pronunció la conocida frase “venceréis, pero no convenceréis”, denunciando además los crímenes que estaban cometiendo los sublevados y acusándoles de estar llevando una guerra de exterminio. Tras ello, la tensión aumentó en la sala, llegando a su punto álgido cuando Millán-Astray gritó el famoso “¡Muera la inteligencia!”, en pleno discurso de Unamuno, que tuvo que abandonar el lugar ante gritos y amenazas.
A partir de ese momento, donde el intelectual escenificó su ruptura con Franco y el ‘Nuevo Régimen’, su caída fue cuestión de días, siendo destituido como rector de la Universidad y quedando recluido en su casa bajo arresto domiciliario y con vigilancia permanente. Al mismo tiempo, desde el Servicio de Inteligencia Militar (SMI) de Franco pasaron a vigilar todos los movimientos del ya exrector, siendo la correspondencia que enviaba y recibía uno de los aspectos más controlados.
Desde el entorno de Franco se pasó a considerar a Unamuno como un traidor y un sospechoso de conspirar contra el incipiente régimen que estaban creando los fascistas. Por ello, querían evitar a toda costa que el intelectual huyese y, una vez en el exterior, denunciase los crímenes de los ‘nacionales’ en plena Guerra Civil.
Una de las cartas interceptadas y revisadas por los franquistas, la enviaba Unamuno al escritor estadounidense Henry Miller y, según indica Sá Mayoral, pudo ser la que motivó la decisión de acabar con el rector para evitar que su rechazo a los ‘nacionales’ alcanzase una dimensión internacional.
Poco antes de la muerte de Unamuno, Bartolomé Aragón llega a Salamanca y acuerda mantener un encuentro con el exrector para el día 31 de diciembre. Durante la tensa reunión entre ambos, según la versión de Aragón, el intelectual comenzó a sentirse mal y murió en apenas unos minutos sin que nadie -incluido él mismo- pudiera hacer nada. Seguidamente llegó al lugar la empleada de servicio del rector, quien llamó a un médico para que lo atendiera, no pudiendo este hacer nada por salvar su vida.
Sin embargo, Sá Mayoral, cuyas fuentes principales son el escritor Ernesto Jiménez Caballero y algunos de los informes del SIM, sugiere la tesis del ‘tercer hombre’. Esto es, Aragón no fue quien acabó con la vida de Unamuno, sino esa tercera persona, que podría ser el vigilante policial que custodiaba al filósofo, y que se habría incorporado a la reunión para perpetrar el crimen.
Al parecer, cuando conoció la muerte de Unamuno, Franco esbozó una tímida sonrisa. Por su parte, el rector fue enterrado en el cementerio de San Carlos Borromeo de Salamanca con ciertos honores, pero nunca se practicó autopsia alguna al cuerpo. Ahora, 87 años después de los hechos, aún quedan sin desvelar algunos documentos relacionados con ello, como cartas que envió o recibió Don Miguel, y que ayudarían a esclarecer lo ocurrido. Si bien, todas las pistas existentes apuntan cada vez más a la teoría de que Unamuno habría muerto asesinado y que, detrás de ese crimen, estaría la mano de Francisco Franco.
7 comentarios en «Una investigación apunta a Franco por el asesinato de Unamuno»
Eso siempre fue un bulo entre los salmantinos, concretamente un envenamiento, y así me lo dijo siempre mi padre, pero si no hay pruebas mas que conjeturas pues eso no son bulos y conjeturas, tampoco se descarta que un señor de 72 años de la época sometidos a estrés tuviera una muerte natural
Entre los estudiosos, son los que cada vez más apuntan a una muerte no natural. Solo tienes que preguntar a la familia por lo que aconteció después y de la cantidad de material escrito que hasta que no hemos entrado en democracia no se ha podido analizar.
Todo el mundo siempre se pregunto porque se enterro un 1 de enero, sin dejar apenas tiempo a llegar a su familia de Bilbao.
Así seguimos los salmantinos , tapando las vergüenzas de la muerte de Unamuno
Cuando te opones a un dictador, lo natural es que acabes muerto, sea cual sea el método.
«es un bulo…. Pero tampoco se descarta una muerte natural». En qué quedamos?.
El régimen se implantó aplicando una estrategia de terror. Ya habían sido asesinados varios amigos y compañeros de tertulia de Unamuno.
Y este próximo día 31, como manda el postureo, veremos al mediocre Mañueco rendirle homenaje ante su estatua
yo tengo unos años y siempre escuche ha mi padre decir que buena muerte no habia tenido enterrarlo el 1 de enero y sin ninguna familia del norte y me decia que estuvo en los toros en septiembre con el doctor VILLALOBOS y les comentaba que queria desplazarse al (norte)como el decia