De un tiempo hacia esta parte, el tradicional sistema de calefacción por radiadores de agua calentados por una caldera de gas está perdiendo protagonismo frente a las bombas de calor, también conocido como sistema de aerotermia. Pese a todo, cada uno de estos ofrece sus ventajas e inconvenientes.
Las bombas de calor están ganando un importante protagonismo en los últimos años, recomendándolas incluso las autoridades internacionales por sus múltiples beneficios. Sin embargo, no en todos los casos puede ser la mejor opción, por lo que ambos sistemas deben compararse y valorarse en función de cada caso.
En ambos casos, los dos sistemas ofrecen tanto calefacción como agua caliente sanitaria. Si bien, en el caso de la bomba de calor, se basa en la aerotermia para su funcionamiento, aprovechando la temperatura exterior para calentar la vivienda. Frente a ello, el funcionamiento de las calderas de gas se basa en el aprovechamiento del calor que se genera en la combustión para calentar el agua de los radiadores.
Teniendo esto en cuenta, existen otras cinco grandes diferencias entre uno y otro sistema. El primero de ellos es la regulación, y es que, mientras en las de gas el rango de regulación es manual, en las bombas de calor se incluye el autorregulado, calculando la máquina el saldo térmico que se requiere. Además, en las bombas de calor la modulación suele ser más amplia.
Por otro lado, en cuanto al rendimiento, las bombas de calor destacan por su eficiencia y sostenibilidad frente a todos los demás sistemas de calefacción. No obstante, el rendimiento de las bombas de calor puede verse limitado, ya que, “si se aplica en un edificio que tiene una envolvente de mala calidad, no se consigue un rendimiento total”, señala Emilio Mitre, del Green Building Council España.
Dos de los aspectos que marcan la diferencia entre un sistema y otro son las capacidades y la contaminación. En el primer caso, mientras que las calderas de gas son incapaces de refrescar una vivienda en épocas cálidas, las bombas de calor sí que cuentan con servicio de refrigeración. En cuanto a la contaminación, las calderas tradicionales queman gas para calentar el agua, emitiendo CO2, mientras que en la aerotermia se emplea energía eléctrica, por lo que si esta proviene de fuentes renovables, no es tan contaminante.
Finalmente, en cuanto al precio, instalar una caldera de gas, aunque puede resultar más complejo, requiere una inversión mucho menor que en el caso de la bomba de calor. Así pues, el precio total de la instalación de una caldera de gas puede oscilar entre los 1.000€ y los 2.000€, mientras que en la aerotermia puede variar entre 2.000€ y 6.000€. Sin embargo, una vez instalado, el coste de funcionamiento es menor en el caso de las bombas de calor, siendo según la OCU el modelo de calefacción más barato (455€ al año).