Gracias Messi, gracias Ramos

Messi y Ramos jugaron en el PSG, cuyo presidente y dueño es el Tamim bin Hamad Al Thani es un jeque y el octavo emir de Qatar. Al quedar libres y ricos, decidieron, ellos o sus mujeres, Antonela Roccuzzo y Pilar Rubio, respectivamente, que ya eran los suficientemente adinerados como para no ‘vender’ su juego a un país árabe.

Uno puso rumbo a Miami, donde está siendo agasajado y querido allá donde va, y el otro volvió a su casa, Sevilla, donde el acento de sus paisanos lo abraza cada día.

Son de los pocos deportistas que el brillo del vil metal hiperbólico no los cegó. Sus cuentas están saneadas y sus negocios fuera del balón, seguro que con sus altos y sus bajos, como cualquier empresa que se precie.

Ninguno de los dos -es posible que haya más- se pronunció sobre si sus dotes con el balón tenían un cheque en blanco. Sí lo hizo Jon Rahm, que este jueves, cambió el PGA Tour por el LIV Golf. El golfista vasco reconoció que la oferta de los árabes era muy importante -500M$-, reflexionó sobre ella y la aceptó. Ya lo dicen los refranes: ‘De sabios es cambiar’ y ‘Todos tenemos un precio’.

No es ni el primero de los golfistas, ni de los futbolistas o deportistas en general, que entrega sus habilidades físicas a cambio de un becerro de oro. Sí tienen en común que todos son hombres y con un gran impacto mediático. Lo que garantiza a los compradores copar los titulares en todo el mundo.

Son jugadas maestras, donde se normalizan las estratosféricas cifras, donde los ceros se salen de los cheques y se blanquea que la sociedad a la que van a divertir y entretener son hombres ricos que, al igual que los romanos, le dan al pueblo -todos nosotros- circo. Véase quiénes son los dueños de los grandes clubes de fútbol de media Europa; quiénes se llevan campeonatos del mundo y exhibiciones -de diversas disciplinas- a sus países y tienen que jugarse de noche, porque de día el calor derretiría a los gladiadores, porque es lo que son los deportistas hoy en día.

Siguiendo con la comparación romana, las mujeres no son patricias en esta sociedad donde los hombres visten el ghutra y la thawb. Según denuncia Amnistía Internacional, nacer mujer en Arabia Saudí supone nacer con menos derechos que los hombres por el mero hecho de ser mujer.

Significa, además, vivir bajo un sistema de ‘tutela’ masculina que controla y limita la libertad y autonomía personal. Las mujeres en Arabia Saudí no pueden tomar decisiones por su cuenta, sino que es un familiar varón el que decide en representación suya.

En los últimos años ha habido avances, como otorgar a las mujeres el derecho a votar en 2015, a crear una empresa sin el permiso de su “guardián” y también a conducir en 2018 o acudir a eventos deportivos o culturales sin segregación por sexo. Actualmente, también se permite a las mujeres saudíes mayores de 21 años solicitar su pasaporte y viajar al extranjero sin la autorización de su ‘tutor’ varón.

Eso sí, a día de hoy:

• Las mujeres saudíes aún encuentran dificultades para transitar libremente por los espacios públicos.
• La mayoría de las mujeres tienen que vestir en público una ‘abaya’.
• Las mujeres en Arabia Saudí no pueden elegir pareja ni casarse sin el permiso de su padre o ‘tutor’, persona que debe aprobar la relación.
• Una mujer que decida abandonar el hogar familiar, por ejemplo, porque sufre maltratos, puede ser denunciada por desobediencia por su guardián.
• Reivindicar los derechos de las mujeres no debería ser un delito, pero en Arabia Saudí lo es.

A todas estas medidas, que en nuestro mundo se ven como derechos conquistados, se le está dando normalidad porque hombres dotados para la práctica de una disciplina deportiva estampan una firma y su cuenta corriente se ve incrementada.

Por todo ello, gracias Messi y gracias Ramos y por extensión, a Antonela Roccuzzo y Pilar Rubio, por pensar que se puede vivir muy bien sin necesidad de degradar a más de la mitad de la población.