Un estudio publicado en la revista científica Drug and Alcohol Dependence ofrece nuevas claves para abordar la encefalopatía de Wernicke, un trastorno neurológico asociado al consumo de alcohol. El trabajo, realizado a través del Grupo de Trabajo ‘Alcohol y otras drogas’ de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), es fruto de la colaboración de 21 servicios de hospitales españoles y trata de mejorar la forma de manejar esta enfermedad.
DICYT . “La encefalopatía de Wernicke es un trastorno neurológico causado por la deficiencia de vitamina B1 o tiamina que puede afectar gravemente el sistema nervioso central provocando agitación o alteración del nivel de conciencia, trastornos en el movimiento ocular y problemas de memoria”, explica a DiCYT uno de los investigadores principales del estudio, Miguel Marcos, médico internista del Hospital Universitario de Salamanca, catedrático de la Universidad de Salamanca e investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL).
Una de las causas principales de esta enfermedad es el consumo excesivo de alcohol, dado que a menudo lleva a una malnutrición y a una absorción inadecuada de nutrientes, incluida la vitamina B1. Precisamente, el tratamiento de la encefalopatía de Wernicke se basa en la administración intravenosa de tiamina. Sin embargo, “no está establecida la dosis óptima necesaria”, comenta el experto. Por eso, existe una gran variabilidad a la hora de abordar este trastorno. La gravedad de los síntomas y la presencia de complicaciones también son factores que contribuyen a que las pautas sean muy distintas en cada paciente.
Para analizar esta situación y tratar de fijar criterios terapéuticos, esta investigación incluyó a unos 500 pacientes. “Además de que existe una gran variabilidad en las dosis y pautas empleadas, hemos encontrado que solo un 20% de los pacientes han recibido las dosis de tratamiento de acuerdo con las guías clínicas actuales y que la administración precoz de tiamina se asocia con menor mortalidad”, afirma Miguel Marcos. Estos datos hacen que los autores del estudio lleguen a la conclusión de que “aunque no se conozcan las dosis óptimas, sería recomendable que las dosis empleadas fueran más altas y que se administren lo antes posible”.
Los investigadores ya disponen de abundante información sobre la patología y el papel de los internistas en este tipo de enfermedades. Sin embargo, el trabajo continúa. “Nuestro objetivo es expandir esta serie para analizar con más detalle los diferentes aspectos relacionados con el diagnóstico y el tratamiento, así como con la evolución temporal de los mismos. Para ello esperamos poder contar de nuevo con los hospitales participantes, así como extender el estudio a otros centros, siempre dentro de este grupo de trabajo de la SEMI”, señala el investigador del IBSAL.
