Un estudio ha determinado que el sobrepeso podría tener un efecto protector en las personas mayores y aseguran que el índice de masa corporal (IMC) no debe ser la referencia universal. Además, añaden que en los ancianos debe primar el hecho de mantener la autonomía, así como no perder masa muscular, en lugar de hacer dieta para reducir el peso.
El índice de masa corporal es la fórmula comúnmente utilizada para medir el estado de salud. Para calcular el IMC se emplean únicamente el peso y la altura, pero no se tienen en cuenta otros factores como el sexo, la edad o la actividad física de cada uno. Por ello, numerosos expertos ponen en duda este índice, que establece como no sano todos los valores entre 18,5 y 24,9.
Ahora, en una investigación de la Asociación Dietética Británica (BDA), recogida por El País, se ha llegado a la conclusión de que, para las personas mayores, estar dentro de lo que se considera sobrepeso (IMC entre 25 y 30), puede tener efectos protectores para su salud. Así, la coautora del estudio, Mary Hickson ha asegurado que, para aquellos que tienen entre 70 y 80 años, el riesgo de muerte es menor si tienen un ligero sobrepeso.
En la misma línea se muestra el presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, Jesús Román, quien asegura que los mayores, aun estando dentro del rango normal, pueden no tener prácticamente masa muscular, algo que resulta perjudicial para su salud. Además, en caso de hacer dieta para perder peso, también podrían perder masa muscular, haciendo que sean más frágiles y propensos a las caídas. En estos casos, además, el ligero sobrepeso puede hacer las veces de ‘acolchamiento’, evitando que el anciano se rompa un hueso a causa de la caída.
Por su parte, la coordinadora del grupo de nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Naiara Fernández, sitúa la prioridad en mantener la autonomía e independencia de los mayores, recalcando que, para ello necesitan una musculatura en buen estado. “Hay que poner el foco en los términos que les hagan ganar salud”, añade, mostrándose partidaria de la pérdida de peso solamente en ciertas patologías como la artrosis de cadera o rodilla.
A la hora de controlar el peso en personas mayores, el jefe de geriatría del hospital Gregorio Marañón de Madrid, José Antonio Serra, no cree que se deban reducir las calorías diarias, sino aumentar el gasto energético mediante el ejercicio. Asimismo, destaca que, “hay veces que sobra peso porque comen mal, no porque coman mucho”, y aclara que debe tenerse en cuenta la distribución de la grasa, ya que es “mucho menos dañina” si está repartida de forma homogénea por el cuerpo.
Por último, la investigación de la BDA centra también su atención en la pérdida involuntaria de peso, considerando este problema como más preocupante que el sobrepeso. Entre las causas, señalan al aislamiento social, las enfermedades crónicas los procesos de duelo o la toma de medicamentos que afectan al apetito. Por ello, Hickson concluye que, “detectar la desnutrición, identificar cuándo es un riesgo y evaluar las posibles causas son cruciales para planificar la atención adecuada”.