La ‘marea blanca’ que ha inundado las playas gallegas y asturianas de pellets de plástico procedentes de varios contenedores que cayeron al mar desde un buque, ha dejado posturas enfrentadas entre la Comisión Europea y el Ejecutivo gallego. Mientras que el organismo comunitario califica estos vertidos como dañinos para el medioambiente y los humanos, el Gobierno regional asegura que estos pellets no son “tóxicos ni peligrosos”.
El pasado 13 de diciembre aparecieron las primeras bolitas de plástico en la playa de Espiñeirido (A Coruña), procedentes de varios contenedores que se precipitaron al mar desde el buque Toconao. Desde ese momento son cada vez más las playas gallegas -y desde este lunes asturianas- afectadas.
Sin embargo, pese a esta ‘marea blanca’ que ha inundado las playas de bolitas de plástico, el Gobierno gallego continúa descartando que estos pellets sean “tóxicos ni peligrosos”. Este criterio choca de frente con el de la Comisión Europea, que el pasado mes de octubre determinó que estos vertidos son dañinos para el medioambiente y algunas especies como los peces y los moluscos, pero que también lo son potencialmente para los humanos.
Fue el pasado 16 de octubre cuando la Comisión Europea abordó la cuestión de los vertidos involuntarios de microplásticos, como los pellets que están apareciendo en las playas gallegas y asturianas. En ese momento, el organismo comunitario insistió en la necesidad de reducir las fugas de este tipo de plásticos y pidió a los operadores que los transportan una mayor precaución.
Además, la Comisión aseguraba que este tipo de pellets resultan dañinos tanto para el medioambiente y algunas especies de animales, como para el ser humano. “Una vez en el medioambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse”, denunciaba.
En este sentido, el organismo comunitario alertaba que, “se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos y, por consiguiente, también son consumidos por los seres humanos en los alimentos”. También indicaba que, cuando se detectan en el medioambiente, estos pellets, empleados para producir los plásticos, “contribuyen a la contaminación por microplásticos”.
“Su liberación continua contribuye a la contaminación permanente de nuestros ecosistemas y cadenas alimentarias. La exposición a los microplásticos en estudios de laboratorio se ha vinculado a una serie de efectos negativos (eco) tóxicos y físicos en los organismos vivos. También es probable que los microplásticos sean tóxicos para los seres humanos”, concluía la Comisión.