«Si hay que ir se va, pero ir o por ir es tontería». La conocida frase de José Mota podría aplicarse a la disposición que viene expresando el máximo responsable del PSOE en Castilla y León y jefe de la oposición parlamentaria al gobierno Mañueco-Gallardo, Luis Tudanca, acerca de su posible candidatura a la presidencia de la Junta en las siguientes elecciones autonómicas. Aparentemente es así, pero solo es cierto en parte.
Si lo de la “tontería” se refiere a la posibilidad de que Tudanca gane las elecciones y se encarame a la presidencia de la comunidad, ciertamente ello tiene la misma virtualidad que la U.D. Almería, colista a 43 puntos de los colíderes Real Madrid y Girona, acabe ganando la presente Liga. Metafísicamente imposible. Pero lo que no es ninguna tontería es la morterada salarial de 97.955 euros brutos anuales que se levanta Tudanca de las Cortes en cuanto portavoz que es del grupo parlamentario socialista. Dicho sueldo resulta ser notablemente superior al que percibe el presidente la Junta, Alfonso Fernández Mañueco (78.478).
Pero que nadie se engañe. No es cierto que Tudanca y los otros 10 procuradores (los seis miembros de la Mesa y los portavoces de los demás grupos) ingresan anualmente 20.477 euros más que el presidente de la Junta. Para empezar, porque Mañueco, en tanto que procurador por Salamanca, percibe dos dietas (480 euros) por asistir a cada sesión plenaria del Parlamento Autonómico, lo cual le ha reportado durante el primer semestre de 2023 otros 4.400 euros.
Y, sobre todo, porque desconocemos si, como ha terminado reconociendo Alberto Núñez Feijóo en Madrid, Mañueco percibe otro estipendio con cargo a la subvención que recibe el grupo popular de las Cortes, del cual es presidente. A falta de un mínima transparencia sobre el uso y empleo de dicha subvención (nada menos que 113.46 euros mensuales), el conocimiento de las Declaraciones de la Renta despejaría este tipo de dudas, pero desde aquel reto lanzado por Alfredo Pérez Rubalcaba a Mariano Rajoy en el año 2013, que obligó a Juan Vicente Herrera a hacer pública su declaración de IRPF del ejercicio anterior, nunca más se supo del retrato fiscal de sus señorías.
Cuantías salariales y aspiraciones políticas aparte, Tudanca y Mañueco tienen muchas cosas en común, algunas conocidas -ambos son licenciados en Derecho y padres de dos hijas- y otras no tanto. Pero por lo que hace al caso, los dos iniciaron su trayectoria política en las ramas juveniles de sus respectivos partidos y ambos dos permanecen inéditos en el ejercicio de la abogacía y en el desempeño de cualquier otro trabajo retribuido ajeno a la vida política. Dicho de otra forma, comparten un informe de vida laboral en el que no aparece ningún pagador que no sea una Administración, una institución o un organismo de carácter público.
Mañueco (58 años) lleva encadenando cargos públicos desde 1995 y Tudanca (45 años) se incorporó a la nómina pública en 2004 como Jefe de Gabinete de la Subdelegación del Gobierno en Burgos. No son ni los primeros ni los únicos que no conocen otra profesión que la política. Entre otros que siguen en activo, cabe citar a los parlamentarios nacionales Javier Lacalle y Sandra Moneo, ambos burgaleses, y a los vallisoletanos Alberto Gutiérrez Alberca y Tomás Burgos Gallego, el primero en su segunda etapa de concejal y el segundo actual alto cargo del gobierno andaluz.
Por fortuna para ellos, muchos de nuestros longevos políticos tienen la fortuna de ser funcionarios o empleados públicos, con lo que, si se tuerce su carrera política, tienen la opción de reincorporarse a su puesto en la Administración de turno. Es el caso del ex ministro socialista Jesús Caldera, quien, después después de 33 años, se dice pronto, ocupando un escaño del Congreso por la provincia de Salamanca, ejerce actualmente como secretario general del Ayuntamiento de Ávila.
Pero retomemos el hilo de la eventual candidatura socialista a la presidencia de la Junta si Feijóo tiene a bien autorizar a Mañueco anticipar de nuevo las elecciones autonómicas con el propósito de deshacerse de Vox. Como él mismo ha puesto en evidencia, Tudanca está a lo que le digan. Y según el momento en que se produzca la cita electoral, Moncloa decidirá si opta por un nuevo candidato con proyección de futuro o si, por el contrario, considera que no merece la pena quemar ese cartucho y deja que el actual secretario autonómico del partido encabece por cuarta vez el cartel.
Una decisión que tomará Pedro Sánchez después de conocer la opinión de tres notables de su máxima confianza: Su Jefe de Gabinete en La Moncloa y ex secretario autonómico del partido, Óscar López; el hiperactivo Óscar Puente, secretario provincial, no se olvide, del PSOE vallisoletano; y el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quién se movilizará si entiende que toca liderazgo leonés en el nuevo ciclo socialista a abrir en Castilla y León. Eso sí, lo que haya de ser será refrendado por la militancia en unas elecciones primarias a las que concurrirá únicamente el candidato previamente ungido. “Yo no estaba, pero me acuerdo”, dice también alguna que otra vez el mencionado Mota.
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