Ya es un tópico afirmar que el gran reto de nuestro siglo es el de crear personas éticas con valores humanos en solidaridad y comunión. Algo estamos haciendo entre todos: educadores, familias, iglesias, asociaciones. Nos jugamos nuestro futuro en la medida que despertemos a esta verdadera sabiduría.
Vamos iluminando nuestras sombras inculcando algunas signos esperanzadores: la vuelta a la naturaleza, el trabajo por la justicia, la tarea por la paz universal, la sensibilidad por el arte y la belleza, el respeto amoroso como encuentro, el gozo de la vida y la salud común…
Tratamos –aunque falten muchos sectores por incorporarse- de ir creciendo como personas con derechos y libertades. Descubriendo y potenciando aquello que más nos engrandece, lo que sustenta todo posible humanismo: esa dimensión más íntima y aglutinante de nuestra realización que es la dimensión espiritual del ser humano.
Tarde o temprano nos damos cuenta de que en nuestra existencia las cuestiones espirituales se convierten en lo mas importante. Y todavía más en la sociedad actual que tanto hincapié hace en lo material: poder, dinero, cuerpo, prestigio aceptando tan solo la posesión de las cosas, el gasto consumista, el instante para disfrutar.
Y sin embargo lo espiritual nos envuelve y da sentido y coherencia al espacio y al tiempo. Si hoy la gente es menos feliz quizá sea porque hemos ocultado la dimensión espiritual de la que todos –ateos incluidos- somos portadores.
Penetrar en lo espiritual requiere esfuerzo y dedicación ante todo para purificar este concepto que está cargado de dualismos y experiencias negativas: no confundamos espiritualidad con religiosidad, ni bondad con creencias. Se puede ser espiritual y bondadoso sin proclamar ningún dogma ni practicar ritos ni liturgias.
Hoy necesitamos esta dimensión espiritual como libertad y paz interior, como encuentro con lo que de universal llena nuestro corazón, como espacio para atisbar el misterio de la vida y de la muerte y como encuentro con el Misterio de lo trascendente.
Las iglesias se quedan vacías quizá porque no se encuentra en ellas la verdadera espiritualidad: la explicación profunda de qué sea la vida, el sentido y valor de lo humano, el espacio acogedor para gustar lo eterno ya aquí en lo efímero. Nuestras parroquias repiten ritos y moralinas sin implicación en el compromiso y en la creación de comunidades sanas y libres con una teología acorde con los signos de los tiempos- Sobran profesionales del rito y faltan maestros espirituales que trabajen por lo verdaderamente humano (como hizo Jesús).
Me invito a seguir en el camino espiritual, a descubrir y retomar en compañía de todos los seres que buscan esto fundamental: el fondo espiritual, la felicidad global, el mundo interior: “ese mundo invisible que es mil veces más real que este mundo que vemos…” (Newman)
5 comentarios en «Lo espiritual»
Pues eso, mucho sentimentalismo y poca espiritualidad.
Por eso quise hacer el curso de espiritualidad contigo y…..
Gracias por tus artículos y enseñanzas.
Totalmente de acuerdo. Pero aún queda camino para lograr discernir lo espiritual de lo religioso que, por otra parte, puede ser paralelos: creo yo.
La espiritualidad, según la expones, estoy de acuerdo , aunque para mi que es importantisimo en vida Jesús no queda completa esa espiritualidad si EL no esta.
Gracias por vivir y enseñar lo realmente importante.
Cuanto hubiéramos ganado si se hubieran explicado las cosas y se ayudara a diferenciar la metáfora o signos de la realidad.
Alias: ohhhhhh!!