Admirador y estudioso de la obra, en mayúsculas de Miguel de Unamuno. La conversación con Eugenio Luján, doctor en Filosofía e investigador de la obra de Unamuno, recorre más de un siglo con dos premisas: Unamuno y lo rabiosamente actual que es el pensamiento del intelectual.
Parece que a Unamuno se le menciona mucho, pero se conoce poco.
Sí. ¿Sabes por qué? Somos muy de etiquetar. A Unamuno nos lo enseñaron en el instituto, en BUP, (lo que ahora es 3º, 4º de la ESO y 1º de Bachillerato) Y ahora, mis compañeros de Literatura siguen explicando los mismos mitos, clichés con el que estudiamos nosotros a Unamuno.
No debería de ser así. La sociedad ha cambiado mucho en las últimas décadas, desde internet a la inteligencia artificial.
Exactamente. Ese es el problema, seguimos con tópicos antiguos, intentando interpretar unos pensamientos que no cuadran, porque ha sido tapado, reducido, adaptado para que sirviera a unos intereses. Cuando tú relees a Unamuno con tu historia vital, te sorprende, porque encuentras aspectos que ni soñabas que estaban ahí.
¿A qué se debe?
A que nos han metido una etiqueta de Unamuno que es reducida. Es como para niños. Lo hemos infantilizado. Estamos cercenando a los alumnos lo que es la esencia, sabia y sangre de Unamuno.
Diseccionémoslo.
Unamuno estaba en contra de la letra escrita y a favor de la palabra. Le hemos quitado la palabra. Este es el problema de no entenderlo.
En una de sus conferencias, asegura que Unamuno no cambió de forma de pensar desde que tenía 22 años hasta su muerte con 72. ¿Por qué se dice que era un hombre lleno de contradicciones?
Para desactivar a un pensador lo mejor es decir que es incongruente, que se contradice, que es un veleta, que va y viene,… Así se desactiva intelectualmente. Eso es lo que hicieron con Unamuno durante los 40 años de la Dictadura de Franco y lo hemos heredado nosotros. Unamuno vive en la paradoja. Eso es cierto.
Como todos.
Exactamente. La paradoja es lo que te permite pensar, porque el pensamiento surge de ideas, de presupuestos, que tú vas poniendo unos sobre otros, para encontrar una solución. Nuestra vida son problemas y los solucionamos buscando un camino intermedio entre vías que se cruzan, se oponen,… Eso no quiere decir que seas contradictorio en tu pensamiento o un veleta, como se le ha calificado a Unamuno, que siempre vive en esa incoherencia. Al revés. De hecho, en esa conferencia ‘El derecho y la fuerza’, afirmo que con 22 años ya está hablando del vencer y el convencer, que con 72 lo lleva a la cumbre o que muchos recuerdan de su trayectoria vital.
¿Cómo surge ese vencer y convencer?
Porque Unamuno cree en el Liberalismo del siglo XIX, de defensa de las libertades del individuo y del ciudadano. Unamuno cuando descubre esto en la Universidad Central de Madrid, no se vuelve a mover de esa premisa. Toda su obra es defender esa premisa.
¿Qué le supuso esa defensa?
Enfrentarse a la Dictadura de Primo de Rivera, a Alfonso XIII, antes al Nacionalismo Vasco incipiente, con Sabino Arana a la cabeza. También al levantamiento militar del 36, aunque al principio le da el beneplácito. Sin embargo, se da cuanta del horror de la Guerra. Por eso, se levanta y pronuncia las palabras que dignifican toda su vida, la de un intelectual: ‘Vencer, pero no convencer’.
¿Qué era para Unamuno la libertad?
El descubrimiento de la libertad como esencia del ser humano, como algo inalienable, que no se puede quitar, ni escindir, ni prescindir de la persona, lo lleva a tomar posiciones en contra de aquellos que acatan esa situación. Por eso, como lo que se mueve es el contexto, él siempre se queda en su lugar, pero parece que es él el que va y viene.
¿Por qué interesaba lazar ese discurso?
A los que lo quieren traer a su campo o no lo quieren tener cerca, los ha criticado y lo desactivan.
¿Por qué cree que es tan difícil que las clases dirigentes entiendan las criticas?
Soy profesor de Filosofía y todas las leyes de Educación que estamos teniendo van a peor, en el sentido de que no se busca el espíritu crítico del alumnado. Es más bien, se le intenta alienar con conocimientos técnicos, con un puro mecanicismo técnico. Lo que quiere el político es que haya una sociedad tranquila, que no sea crítica, que no tenga un poder de decisión personal, que no tenga capacidad de reflexión para criticar, en el sentido de analizar, de investigar, de intentar dar alternativas. Hablamos de una crítica madura y responsable.
¿Dónde nos conduce esto?
Llevo treinta años trabajando con adolescentes y cada vez estamos retrasando su madurez.
¿Qué nos diría el filósofo Unamuno si viviera?
Sobre todo sería un gran crítico de la sociedad. Tenemos una ciudadanía cada vez menos crítica. Lo que costó a muchas generaciones, las de ahora lo ven como algo dado y lo asumen como: ‘¡Qué vas a hacer! Es la forma de hacer política’. Ante eso, lo que se está haciendo es dinamitar la capacidad crítica y alternativa. Una de las enseñanzas de Unamuno decía que tenemos que basarnos en un pasado para luchar por un futuro.
Explíquelo.
Debemos sentirnos dentro de una sociedad, asumir lo que esa sociedad es y desde esa asunción proyectar una sociedad futura.
¿Cómo sería esa sociedad?
Lo mejor posible. Se trababa en la utopía, pero necesitamos luchar por esa sociedad utópica para que los valores se vayan intentando desarrollar en el mañana o pelearemos por los valores del mañana. Pero, si esa pelea no se realiza, si no soñamos,… Por eso Unamuno habla de recuerdo y esperanzas, hay que recordar el pasado, ya lo dice en su poema, para proyectarnos al futuro.
¿Cómo se hace?
Trabajando en el presente. Debemos vivir con los recuerdos, pero luchando por las esperanzas. Es una de las grandes lecciones que en ese poema nos da.
En la época de Unamuno había mucho cabreo, al menos en las élites, parecido a lo de ahora. ¿Tendrían que aparecer más los filósofos que los tecnócratas de las finanzas, de la ciencia?
Claro. A Unamuno se le criticó que si estaba en contra de la ciencia. Una década después, la Escuela de Frankfurt, que es la crítica a la razón instrumental, todo el mundo lo alaba como un momento importante porque se criticó ese proyecto ilustrado en el que todo se fundamenta en el conocimiento, la ciencia, en la razón estricta,… Unamuno dijo que tuviéramos cuidado porque el camino que llevábamos era tecnocrático, lo que vamos a crear es un conocimiento científico, pero sin vida.
Y sin formación para poder entenderlo.
Exactamente. Fíjate si Unamuno es precursor tanto en la novela, el pensamiento, el teatro y en Filosofía. De hecho, él estaba alumbrando lo que luego en la Escuela de Frankfurt iba a mantener, la crítica a la razón instrumental, la crítica a la tecnología usada como alienación. El conocimiento científico como algo alienante. Ahora tenemos a los influencer, que son las estrellas de adolescentes y jóvenes, vivimos en el mundo de la pura apariencia, que es lo que vende y es lo atractivo. Te encuentras que los importantes son los que viven de la pura apariencia, del momento, de la situación concreta y busca una satisfacción personal.
No se dan cuenta que los grandes influencer trabajan 24 horas al día, 365 días al año. 24/7.
Eso es.
Volvamos a los filósofos. ¿Qué pasa con ellos?
Que te encuentras con las dos vertientes. La que pretende mostrar que esa apariencia no es la realidad y los otros, los que dicen que no se van a pelear con una sociedad que no quiere entender. Es el filósofo apático que sigue su ritmo y sus publicaciones y si la sociedad no quiere enterarse que no lo haga. Luego están los que son como Unamuno que te agarran por la pechera y te remueven, porque todavía los textos de Unamuno te conmueven cuando los traemos a nuestros días.
Unamuno vivió en los maravillosos años veinte. ¿Qué opinaba?
Trajeron muchos problemas. En nuestra situación española se generaron muchos problemas políticos que todavía estamos arrastrando sus consecuencias. La sociedad española sufrió mucho en esos ‘felices años’. Es verdad que no entramos en la I Guerra Mundial, pero las condiciones laborales de la sociedad española en aquellos momentos fueron muy duras. Unamuno se levantó contra ello, lo criticó y por eso lo desterraron hace ahora cien años.
¿Por qué apoyó a Franco?
Porque Unamuno entendía la guerra como algo civilizador. Era un concepto propio del siglo XIX. Él pensaba que era una guerra que iba a civilizar y luego el dictador, se iba a separar y dejaría que la política funcionase. Pero, se dio cuenta que era un asesinato, renunció y se puso en contra de esa situación.
¿Qué es la lucha para Unamuno?
Para él, la lucha es esencial al ser humano. Debemos luchar constantemente como animales que somos por la supervivencia, pero también como seres sociales, tenemos que luchar con los jefes, compañeros, hijos, familia,… en el sentido de que hay que llegar a un acuerdo. De la lucha nace lo provechoso, lo que nos civiliza. La lucha entendida como competencia. Por eso, Unamuno está a favor de la libertad y de promoverla.
Los años que vivió del siglo XX fueron tremendos…
El siglo XX fue muy conflictivo y Unamuno no se calló. Se opuso a todo aquel que no pretendía la mejora de la sociedad y que solo pretendía su propio provecho. Cuando Alfonso XIII llama a Unamuno a Palacio, lo que surge en la prensa es que Unamuno ha ido a pedir un Ministerio y cómo no se lo ha querido dar, despotrica contra el rey.
¿Qué le dijo a Alfonso XIII?
Hablaron de la huelga general de 1917, que metió en la cárcel a socialistas como Largo Caballero y Besteiro, Unamuno protesta por esa encarcelación a estas personalidades políticas por luchar por los derechos. Eso le va a costar a él el destierro.
Unamuno fue político, de una formación muy elevada, igual que sus coetáneos, como los dos nombres que ha mencionado, ¿Qué cree que opinaría Unamuno de la formación política de los políticos actuales?
Ufff. ¡Madre mía! ¡Imagínate! Besteiro, Largo Caballero…. No hace falta irse tan lejos. Podemos ir a la Transición. Los políticos de la Transición no tienen nada que ver con los actuales. Ahora, el político vive de ser político. Nace para ser político.
A qué se refiere?
Entra en un partido y se trata de esperar a que el partido lo coloque en el sitio correspondiente. Se trata de no dar mucha bulla dentro del partido para que no te marquen y buscar el puesto. Unamuno estaba en contra de esta partitocracia. De hecho, cuando fue diputado, siempre votó en conciencia suya, que no tiene que ser la conciencia perfecta, pero era la suya, a pesar de que él estuviera representando a un partido, votaba en contra o a favor, dependiendo de su conciencia. Hay muchas intervenciones al respecto.
No sé que diría de la disciplina de voto.
Unamuno se revolvería en su propia tumba. ¿Dónde estamos? ¿Quién maneja el Parlamento? El Parlamento está dirigido por ideologías partidistas, no por los intereses comunes que se pretenden conseguir.
4 comentarios en «“De la lucha nace lo provechoso, lo que nos civiliza”»
Unamuno era un filósofo a la moda helénica, por eso, le resultava difícil adaptarse a los valores de su tiempo. Fué un intelectual muy amigo de Portugal. Conocía, apreciaba y praticaba nuestra cultura. Leía y se correspondía con algunos de nuestros mayores escritores, pensadores, sus comtemporáneos ò próximos, como Camilo Castelo Branco, Antero de Quental, Eça de Queiroz, Guerra Junqueiro, Teixeira de Pascoaes, Manuel Laranjeira y otros.
Visitava a menudo Portugal. Era visita de casa de algunos de los citados.
Está Unamuno hoy em día muy esquecido, póco lido de las actuales generaciones, lo que es una lástima. Urge volver a ler Unamuno.
Gracias por esta página dedicada a Unamuno.
Muy cierto, querido lector. Por eso les animo a todos a que acudamos a nuestra biblioteca (de casa o municipal), y tomemos cualquiera de sus obras. Se trata de leerla con la simple intención de disfrutar de su lectura, por el puro placer de «escucharle». Y que cada uno, después, se quede con lo que D. Miguel le ha transmitido en esa lectura.
Es el mejor homenaje que le podemos hacer hoy.
Gracias por su tiempo, amigo.
Agradezco al gran filósofo y estudioso de Unamuno, que es Eugenio Luján, todo el esfuerzo que está haciendo desde hace ya décadas porque Unamuno (don Miguel) sea releído y entendido adecuadamente. Sus principios e ideología deberían ser mucho más atendidos en nuestros días y nos iría mucho mejor. Estamos necesitados de intelectuales independientes y auténticos como él, que con su ejemplo estimulen el espíritu crítico de esta sociedad, adormecida y aborregada. Una sociedad que parece satisfacer sus necesidades más importantes mirando una pantalla.
Muchas gracias, Jesús, por tu comentario.
Es un esfuerzo que vengo haciendo desde hace décadas, porque -como bien dices-, nuestra sociedad anodina y descafeinada, necesita de auténticos referentes: esos que se han hecho eternos en sus obras, como Unamuno.
Eliminemos etiquetas, apartemos losas, fulminemos estereotipos casposos, y vayamos al encuentro de lo auténtico, para entender el presente y crear un futuro de mejor convivencia. Eso a lo que D. Miguel dedicó su esfuerzo intelectual desde muy, muy jovencito.
Gracias por tu tiempo, Jesús.
Un abrazo