Va para 44 años los que lleva Pedro Blanco dispensando libros en la Librería Pablos, la más antigua de nuestra ciudad. La charla es sobre libros y mucho más, que es a lo que pasa cuando tomas un café tranquilo de media tarde.
Pedro. ¿Un libro siempre es mucho más que un libro?
Siempre. Un libro te va a llevar a donde tu mente quieres que te lleve, porque cuando lees, al menos en mi caso, te transportas a lo que estás viviendo, sea histórico, viajes o incluso en una novela de género negro te metes en la persona que decides ser…
Asesino
O policía o secundario. Un libro siempre es mucho más.
Todo cambia o todo nos cambia al leer un libro, parafraseando a Mercedes Sosa.
Es como todo. Hay libros que te hacen pensar y otros te hacen pasar el tiempo, lo dejas en la estantería y se acabó. Voy a tirar de otra canción, la de Vainica Doble: todo está en los libros.
¿Tendríamos que pensar que un libro no debe ser el regalo más socorrido?
El libro es el primer regalo.
¿Cuándo eres pequeño?
Y cuando eres pequeño. No el regalo ocasional o refugio. Desde mi punto de vista, el primer regalo es un libro, luego están los demás.
Voy a jugar con frases célebres inspiradas en los libro para ver qué le sugieren.
Ana Frank: “Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados”. ¿Qué ventanas de la mente abren los libros?
Todas. Te entra aire fresco. Cualquier libro, por muy malo que sea, siempre le vas a encontrar algo. Si eres lector ocasional, no lo vas a ver. Pero, si eres lector, siempre te aportará algo.
¿Cuántos libros lee un lector medio?
Medio/bajo, de seis a siete al año. En mi caso, he llegado a leer doce o catorce. He tenido veces de querer llegar a casa y ponerme a leer, porque donde lo has dejado te pide más… Son libros de vorágine. Hay otros libros que tienes que tomar respiro, porque son densos o tienen mucha información. Ahora, leo menos. Hay que tener la paciencia y la calma para leerlos.
Benjamín Franklin: “Gastar dinero en libros es una inversión que da buen interés”. ¿Qué libros le han dado dividendos?
¿Qué me han dejado poso?
Sí.
Entre ellos, El Puente de Alcántara, de Frank Baer. Es un libro que recomiendo muchísimo.
¿Por qué?
Entre otras cosas, porque habla de la buena convivencia de las tres culturas –Cristiana, Judía y Árabe- en España. Ahora que estamos hablando de migrantes y no migrantes. La época en la que se basa el libro estaban las tres culturas en buena convivencia, hasta un hecho que ocurre en el Puente de Alcántara. Hay lo dejo…
Cicerón. “Una habitación sin libros es como un cuerpo sin alma”. ¿Qué piensa usted de las casas que tienen libros de adorno –cartón piedra o reales- ?
Hace unos años, vinieron dos clientes que querían libros que el lomo fuera bonito.
¡En serio!
Sí. Les pregunté ¿qué tipo de libros? Me contestaron que el lomo fuera bonito. Les dije que además de que el lomo fuera bonito, los leeréis.
(Risas)
Un libro no tiene que decorar. Tiene que ser parte de.
Edmund Wils. “No hay dos personas que lean el mismo libro”. ¿Le ha pasado eso con alguno de sus clientes?
El péndulo de Foucault, de Umberto Eco. Desde mi punto de vista, infumable.
Fue best seller en su momento.
Porque estaba precedido por el exitazo de El Nombre de la Rosa. Todos nos esperábamos un libro parecido a ese y nos encontramos con un libro de Filosofía y ¡ojo con la Filosofía! Imposible.
Lorca. “Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. ¿Qué alimenta el libro?
La cabeza. Deberíamos de leer más, escuchar menos ruido que hacen ciertos personajes. Últimamente, ese ruido me molesta muchísimo. Tomamos como referencia lo que dice tal o cual, pero no te dan argumentos de que eso sea verídico. Es su punto de vista, como el mío en esta entrevista. Toman por hecho cierto porque se lo dice una persona en concreto, sin contrastar otra opinión. Esto me molestas.
¿Qué les recomendarías a los que solo escuchan una voz?
Incido: El Puente de Alcántara, de Frank Baer. Por el cruce de culturas y la convivencia entre ellas. El autor cogió lo mejor de las tres culturas y los fue uniendo. Los judíos eran buenos galenos; los árabes, rapsodas y los cristianos, caballeros. Al final, ves que se ayudaban. Ahora estoy leyendo Maldita Roma, me leí el de Roma soy yo. Me está pasando lo mismo.
¿A qué se refiere?
A que si lo trasladas al día de hoy, hacemos lo mismo. Ocurre en Las memorias de Trajano, donde se dice: ‘Así pasasen dos mil años…’ Habría progreso, pero la condición humana no cambiaría. O me beneficias o no quiero nada. Para mí, ese es el error. Creo que deberíamos tener una buena convivencia. Pero, repito, ciertas personas están llevando la crispación al límite, ciertos medios de comunicación a nivel nacional. No hay tal crispación.
La amnistía ocupa el puesto 37 en la lista de preocupaciones de los españoles.
Esto es muy socorrido para los medios. Si hablo de la amnistía voy a tener audiencia. Si hablo de lo bien que va la economía, no me van a hacer caso. Pero, esto es así, no por esta situación, desde siempre. Me puse a trabajar con 16 años y siempre hemos estado en crisis. No he visto nunca una época de bonanza.
El sector de las librerías siempre ha estado en crisis.
Sigue en crisis. Tienes épocas un poquito mejores, otras regulares y unas cuantas malas.
¿Cómo es la de ahora?
Una de las malas.
¿Sí?
No está todo lo boyante que debería. Habrá megalibrerías que les vaya muy bien, pero pregúntales a los de la librería de proximidad. Las editoriales cada vez te achuchan más, como las distribuidoras, el rendimiento económico no es para tirar cohetes. Se trabajan con márgenes ridículos, a veces cambias cromos, como ocurre con los libros de texto. Antes estos libros, los comprábamos en las librerías.
También había más población.
Sí. Cuando empecé a trabajar, Salamanca tenía una población flotante de 35.000 personas, de los que venían a estudiar aquí.
Había muchos internos.
Internos de toda la provincia, pero también de Ávila, Extremadura, Zamora, País Vasco,… que venían a estudiar Derecho, Medicina,… Tengo anécdotas de personas que tienen 80 o 90 años que vuelven a Salamanca y algunos que pasan por la librería se acuerdan de que compraron libros aquí.
La librería Pablos es la veterana de Salamanca.
Tiene 131.
De los primeros clientes no les queda ninguno.
(Risas)
Nosotros éramos la librería de los maestros. Ahora, que tienen 80 o 90 años pasan y te dicen que cuando estaban dando escuela en tal o cual pueblo, venían a comprarle los libros y todo lo que necesitaba su alumnado. Se involucraban en que los niños aprendieran.
Vivían en el pueblo.
Es verdad, pero no le importaba quedarse para repasar una lección. Eso se ha perdido.
¿Qué más se ha perdido?
El no haber clase por la tarde.
Explíquese.
Eso ha hecho que el comercio de proximidad esté más tocado, porque han decaído las ventas. Me explico. Cuando el niño entraba a las tres y salía a las cinco de la tarde, la madre o el padre no se volvían a casa. En ese tiempo, tomaban un café, se daban una vuelta por las tiendas y compraban algo o hacían algún recado. En esas primeras horas había venta. Ahora, todo eso se ha acabado, porque no salen de casa, no tienen que salir. Esas ventas se están perdiendo. Si pasas por la calle y ves algo en el escaparate, entras y lo compras, pero para eso tienes que estar en la calle. La mejor venta es el escaparte.
Alguna anécdota con esta afirmación.
Esta mañana. Un señor ha entrado a comprar un libro para gastarle una broma a un amigo. Solo por el título, pero estaba en la calle y miró el escaparate.
¿Cuál es el título?
Secreto de librero. (Risas)
Heinrich Heine. “Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”. ¿Por qué los libros acaban en las hogueras de todas las guerras?
Para que seamos ignorantes.
Borges. “Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros”. ¿Usted puede?
Creo que sí.
¿Sueña con libros?
De momento no. (Risas) Pero, quizá algún día…
Mario Vargas Llosa. “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”. ¿Piensa lo mismo?
Sí. Voy a recurrir a una sentencia del juez Calatayud, hace ya muchos años condenó a un señor a aprender a leer y escribir. Al cabo de un tiempo, se encuentran por la calle y le dice: “Que sepa usted, que si yo hubiera sabido lo que no se debía de hacer, no lo hubiera hecho. Eso lo he aprendido al saber leer y escribir”.
Proverbio Hindú. “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.
Lo tengo como ex libris en mi marca páginas. Me lo dio Willy, que era radiólogo en Salamanca.
Y conocía cada secreto de la Plaza Mayor.
Conocía muy bien Salamanca. Era un enamorado de Salamanca. Conocía cada detalle. Te lo encontrabas una mañana y te decía: ‘¿Crees que todos los arcos de la Plaza Mayor son iguales? o ¿Toda la sillería? o ¿Todas las ventanas son ventanas?’. Y te decía: ‘Hay dos que tienen dos pilares de granito y otros tienen tres; Hay dos ventanas falsas, una en Las Torres y la otra… Era un crack.
Séneca. “No es preciso tener muchos libros, sino tener los buenos”. ¿Cuáles serían sus imprescindibles? Además de La Puerta de Alcántara.
(Risas) Esto es muy peligroso. Tengo muchos libros y cada uno me ha aportado algo. El viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda, que me parece una joya. Cien años de soledad, de García Márquez. Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet, pero sólo éste, no la saga. En novela negra, Máscara de Dimitrios, de Eric Ambler; La bruma verde, de Gonzalo Giner. Hay más…
Umberto Eco. “El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee”. ¿Qué libro le hubiera gustado vender más?
Si de mí dependiera, un alto porcentaje de libros no se publicaría. Ahora es muy fácil publicar. Todo el mundo escribe y piensa que su libro es el mejor. Lo entiendo, porque le ha requerido un esfuerzo físico, mental y económico. ¡Y que no se venda!
Pues a lo mejor no.
Claro. Ahora todo el mundo edita, porque es muy fácil. Cuando empecé a trabajar, las auto ediciones eran muy caras y exigían un mínimo de 1.000 ejemplares. Ahora puedes hacer 300 ejemplares y te puedes gastar 500 o 1.000 euros. Si no se vende, los regalas o calzas la mesa. El consejo que les doy es que si se lo edita una editorial, mejor, porque muchos costes los asume la empresa. Hay personas que les ha ido muy bien.
Para finalizar. ¿Qué cree usted que le hubiera ocurrido a Don Quijote sin sus libros de caballería?
No se hubiera escrito. Cervantes se empapó de esos libros. El libro te alimenta la cabeza. Creo un personaje que un poquito era el…
Y un poquito Sancho.
Siempre. (Risas)
¿Se puede perder la cabeza por un libro?
No lo sé.
Usted no la ha perdido.
De momento… no. (Carcajada)
3 comentarios en «“El primer regalo es un libro, luego están los demás”»
Gracias, Pedro Pablo, por el recuerdo.
Mi padre te apreciaba muchísimo. Escudriñaba el escaparate de Pablos dos veces al día.
Pedro Pablo es la quintaesencia de los libreros salmantinos.
Mi librero de cabecera !
Intento siempre dejarme aconsejar por Pedro.La sabiduría en estado vivo. Gran persona y excelente profesional