Un fetichista consigue números de teléfonos de empresarias y profesionales salmantinas y contacta con ellas. Una vez que ha establecido comunicación, les pide desde bragas, medias y hasta zapatos de tacón alto por los que ofrece dinero. “Si quieres, seré tu enano financiero”, les escribe a través de whatsapp.
En la conversación, el fetichista se presenta, da un nombre y que ha “cogido el número de internet”, escribe. Entra en las webs profesionales cuyas propietarias son mujeres y anota el teléfono de contacto de la empresa.
Hasta ahí, la conversación puede ser poco sospechosa, por lo que las empresarias contestan qué es lo que quiere.
No pierde el tiempo y lo siguiente que suele escribir es: “Soy muy fetichista compro ropa usada y pago bien”.
Incluso definiéndose como fetichista, las receptoras del mensaje no se esperan cuáles son las prendas que quiere, porque él insiste en que es “serio y legal. Ante todo, discreto. Voy totalmente en serio”.
La pregunta es obvia. ¿Qué tipo de ropa compra?
La respuesta la tienen que leer varias veces, porque no se la creen. “Tanga o braga brasileña, 50€; Medias de liga o panti, 50€; mayas de gimnasio, 70€; sujetador, 80€; zapato alto de tacón, a partir de 90€. Todo ello usado y sin lavar. Seré tu enano financiero si quieres. ¿Te interesa?”, concluye.
Sorprendidas, unas bloquean el número y otras lo han vacilado, pero, al menos las mujeres con las que se ha puesto en contacto La Crónica de Salamanca, no han llegado a entablar una relación comercial con el fetichista.
Sobre este tipo de fetichismo
Uno de los personajes de la novela Consumed, de David Cronenberg, hace referencia a la compraventa de bragas usadas mientras habla de uniformes escolares.
No es el único personaje de ficción que ha recurrido a ‘hacer negocio’ vendiendo y comprando ropa interior. Piper Chapman, de serie Orange is the new black subsistía con este pequeño negocio.
Hasta 1993, en Japón se vendían bragas usadas en máquinas expendedoras. Lo que sí existe en Japón son las Buruseras, donde las mujeres venden bragas usadas y también se pueden encontrar otro tipo de ropa, como uniformes escolares, chaquetas escolares, trajes de baño escolares, etc.
Internet está repleto de web donde se vende ropa interior usada y sin lavar, por lo que existe un público que consume este tipo de productos.