Una ayuda extra

Uno de cada cuatro alumnos acude a clases extraescolares. Un refuerzo que supone un desembolso económico de 270 euros de media por estudiante
Brágimo / ICAL. El profesor Eugenio imparte una clase de matemáticas en su academia de la capital.

Para conseguir mejores resultados y complementar la formación de sus hijos, las estadísticas revelan que la mitad de las familias contratan clases particulares una vez termina el horario escolar. Un refuerzo académico que cuesta de media unos 270 euros por estudiante. Hace años que esta ayuda extra dejó de tener un estigma negativo y, actualmente, uno de cada cuatro alumnos españoles acude a clases particulares para garantizarse una atención adaptada y personalizada. Según los datos, Secundaria es la etapa más complicada para los escolares y en la que más clases particulares se consumen (casi el triple que la de Bachillerato y seis veces más que en Primaria).

A. Míguez / ICAL. Eugenio Paz es propietario de una academia en pleno centro de Palencia. Imparte clases particulares desde el año 1992 y, desde entonces, ha constatado un cambio de tendencia y un incremento en el número de familias que optan por matricular a sus hijos en clases de ciencia, comprensión lectora o idiomas. “Buscamos que ese refuerzo se imparta de manera paralela a los conocimientos que se enseñan en clase. Es la mejor manera de conseguir buenos resultados”, explicó.

Aun así, advierte de que esa facilidad de apoyo puede esconder una relajación por parte del alumnado. Para él, el uso de las nuevas tecnologías juega en contra de los jóvenes y su rendimiento académico. “Observo una falta de concentración muy grande. Están constantemente pendientes de los teléfonos y eso provoca que su capacidad de concentración se anule. Ellos mismos reconocen que no se enteran de nada”, lamentó.

Pese a todo, hay cosas que nunca cambian y asignaturas que históricamente, generación tras generación, se han convertido en la peor pesadilla de los alumnos como, por ejemplo, física y química, inglés o matemáticas, que sigue siendo la más temida por los estudiantes. De hecho, más de la mitad reconoce haber demandado clases particulares de esta materia para poder terminar el curso. “Yo soy profesor de matemáticas y siempre ha sido un pequeño hueso para los jóvenes”, reconoció. Eugenio insiste en la importancia de ser constante y empezar con las clases extraescolares desde pequeños. “Si atienden en el colegio y luego lo trabajamos aquí, consiguen sacar buenas notas pero si, por el contrario, vienen a última hora para preparar un examen es muy complicado. Los milagros no existen aunque a veces consigamos que aprueben”, remarcó.

Lo más valorado de las clases particulares es que son personalizadas o impartidas en grupos muy reducidos. “Hasta que no consigo que me entiendan, no les dejo marchar”. “Hay que ser consciente de que la capacidad de cada alumno es diferente y aunque seas muy buen profesor, a veces no consigues llegar a ellos”, explicó. Siempre intenta separar a compañeros de una misma clase en sus horas de refuerzo porque lo considera “contraproducente”. “Normalmente el que viene es porque lo necesita y siempre será dinero bien invertido”.

Pero lo cierto es que cualquier actividad extraescolar, incluidas las destinadas a reforzar o recuperar, suponen un importante desembolso económico para las familias y no siempre es posible asumir ese coste. En este sentido la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de alumnado de colegios públicos de Palencia (FAPA), Sátur Jiménez, cree que el hecho de que las clases particulares se hayan normalizado genera desigualdad y desequilibrio entre los estudiantes. “En una situación como la actual, no todas las familias pueden permitirse gastar ese dinero en un profesor particular y eso provoca que la brecha entre los escolares sea cada vez más grande. Los que tienen unos padres con alto nivel adquisitivo tendrán la posibilidad de ir mejorando mientras que los que no, se irán quedando por el camino”. Una diferencia que se agudiza a medida que van superando cursos.

Jiménez también considera necesaria la reducción de ratios en las aulas para que los docentes puedan prestar a cada estudiante la atención y el tiempo necesario para asimilar los conocimientos. “No creo que existan fórmulas mágicas pero si hubiera menos alumnos por aula y se prestara más atención a la diversidad, el rendimiento sería mucho mayor”.

En ese sentido, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció recientemente un plan de refuerzo educativo en Matemáticas y Lengua, dos de las materias en las que tuvieron una peor calificación los alumnos españoles en el último informe PISA. El plan contempla el desdoble de aulas y la posibilidad de clases de refuerzo gratuitas para aquellos escolares con dificultades. “No conocemos la letra pequeña y no podemos valorar si será suficiente la partida presupuestaria destinada pero, a priori, puede ser positivo”, reconoció la presidenta de la FAPA.

También es una opinión generalizada a pie de calle. Rosa García es una palentina que, aunque reconoce que nunca tuvo que acudir a clases particulares en su etapa escolar, sí las considera muy beneficiosas para el alumnado, sobre todo, por su especialización. “Se enfocan de otra manera. Es un refuerzo pero mucho más individualizado y eso obliga al estudiante a atender”. Jorge Ramos cree que el profesorado debería hacer “un esfuerzo” para motivar al alumnado. “En el caso de las materias más complicadas deberían recurrir a juegos, por ejemplo, o intentar orientarlas de otra manera más atractiva”. Él siempre tuvo un profesor de refuerzo y eso, explica, le ayudó a aprobar aquellas asignaturas que se le “atragantaban” para no tener que repetir curso. “Ahora es algo mucho más común que hace 30 o 40 años”, sentenció. 

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Más artículos relacionados

Te recomendamos

Buscar
Servicios