Una relación de calidad en las parejas –como en la amistad- no es durable si no aprendemos a dejar libre a los otros y si no se tiene muy presente que no les podemos pedir algo infinito. La clave para madurar en pareja está en no aferrarse a los que amamos y dejarles volar asumiendo sus imperfecciones.
Solemos esperar de los otros apoyos y entrega plena, signos de amor totales y definitivos. Craso error. Olvidamos que ningún ser humano nos puede dar algo absoluto- Las personas somos frágiles, imperfectas, finitas y parciales. Nuestras demandas suelen desbordar las posibilidades de los otros. Exigimos demasiado- Muchas crisis de parejas tienen en esto su origen.
Somos limitados y efímeros, añoramos lo perfecto y trascendente, nos incomodan nuestras frustraciones. Esto explica el paradójico intento de querer hallar lo infinito en lo limitado, la perfección en lo caduco y cualidades divinas en seres mortales.
El amor es frágil, nunca colmará nuestras aspiraciones más profundas- Jamás acompañará todas nuestras soledades y distancias- Superada la química de los primeros encuentros se presentará la monotonía y el desencanto- Y no por ello hay que reprochar a los demás la fragilidad y limitación de su respuesta amorosa- Al contrario ese desapego relacional nos podrá evocar otros ámbitos y hacernos ver como realmente somos trabajando otras dimensiones humanas y espirituales que podrán plenificarnos.
Ojo: cuando buscamos apoyos absolutos en nuestros amores, entregas permanentes, atención continua… nos colocamos al borde de la ansiedad y de la angustia, en posibles depresiones y tristezas por temor a perder ese fundamento en el que creíamos apoyarnos como sentido de nuestras vidas. Y los intentos por aferrarnos para evitar su ausencia e incomprensión solo aumentarán nuestras neurosis e insatisfacciones más íntimas.
Lo maduro emocionalmente es aceptar con tolerancia el desamor positivo, asumiendo las limitaciones de la realidad y las fragilidades mutuas. No esperemos de la persona amada nuestra propia felicidad y curación. Ni la capacidad de dar plenitud de sentido a nuestra existencia. No descarguemos en ellos nuestras responsabilidades en el propio e intransferible desarrollo personal.
Tenemos expectativas que no alcanzaremos nunca de otros seres humanos. Las personas no poseemos el don de aplacar la sed infinita de amor que cada uno llevamos dentro. De tejas para aquí abajo todo es frágil e inconsistente. Temporal si no ponemos empeño en cuidarlo.
Sí, el amor es eterno mientras dura, pero su intensidad puede relajarse y romperse. Hay que estar en actitud de entrega y esfuerzo permanentes.
Quizá –como en todo lo humano- en esta fragilidad resida su fuerza y su plenitud.
2 comentarios en «Frágil amor»
Si bastantes parejas fueran o hubiésemos sido conscientes de esta realidad no hubiera habido tanta separación actualmente? Dichosa tele, películas etc etc q nos han hecho ver el amor de esa forma tan idealizada sin tener presentes otras realidades. Es un tema largo, da para mucho.
Gracias, me ha vuelto a recordar todo lo lo que puede el amor con MAYUSCULAS, para que las parejaspuedan realizarse individualmente siendo UNO.