Opinión

Ir de buena o mala fe

(Foto: Pixabay)

Deja a uno perplejo y sin defensas estar a la vista de un panorama en el que se mezclan imágenes de paisajes idílicos, oportunidades de progreso y bienestar social, con anuncios de sequías, incremento de conflictos y quiebras de confianza. Tantas contradicciones y falta de coherencia aturden y hace fácil nos arrastre al desencanto del mundo que vivimos. Humaredas que oscurecen la vida y al que pilla descuidado lo ciega. Con lo bonito que es vivir con claridad y en paz.

Con tanto chillido, resbaladizo el suelo y la agenda al completo de compromisos, no es de extrañar los haya se aguanten con quienes hacen la guerra clamando son partidarios de la paz, exigen libertad de mercado siendo monopolistas y a los que buscan sin reparar en medios ocupar el poder llamen usurpadores a los que pretenden lo mismo que ellos. La verdad, falta confianza y se hace difícil convivir con la hipocresía.

Los hay para los que la tierra sea plana o redonda les da igual, están en ponerse de parte de los que triunfan, aplaudir a quienes les dicen desde la tribuna lo que quieren oír y pedir repiquen las campanas a lo que les convenga; gente para quienes si sus perros pusieran huevos y ellos dejaran de cumplir años lo considerarían premio a sus méritos. Minoría que avanza imparable a constituirse en predominante, auparse al sitial del que expulsar a los que no son de los suyos y con las manos en los bolsillos llenarse la bolsa de dineral.

Que se consienta se ensombrezca adrede la belleza de la vida, se tenga el delirio por entusiasmo y haya tantos que se abonan a los discursos pomposos, embusteros y calumniadores, asusta, porque pone en camino se provoque que algunos levanten muros e impongan leyes, creyendo engrandecen el mundo. La verdad, a este paso o volvemos a empezar desde cuando la luz se separó de las tinieblas o desapareceremos.

Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor

2 comentarios en «Ir de buena o mala fe»

  1. Coincido contigo Manolo, hay quien pone el dial al levantarse para escuchar al que dice lo que él quiere oír y la opinión de los demás no cuenta.
    Como si con él se terminara el mundo

    Responder

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