El pasado sábado 10 de febrero, los Sindicatos UGT y CCOO convocamos en Valladolid una manifestación coincidiendo con los dos años de la entrada en el gobierno de la Junta de Castilla y León de la ultraderecha más rancia y casposa que podíamos imaginar.
A esta convocatoria, que por otra parte fue todo un éxito de asistencia, se sumaron diferentes actores de la vida social y política de nuestra comunidad: partidos políticos de izquierdas, asociaciones estudiantiles, asociaciones de memoria histórica, asociaciones del tercer sector y de la economía social, asociaciones de consumidores, asociaciones de vecinos, asociaciones culturales… así hasta más de 130.
El lema que utilizamos es sencillo, pero a la vez de una potencia abrumadora. Una exigencia al gobierno regional, una sola palabra: Respeto.
Respeto por la Cultura, frente a una censura de todo lo ajeno a sus propias ideas y estructuras mentales. Como muestra, su intención de declarar Bienes de Interés Cultural toda la simbología franquista. Me ahorro el comentario.
Respeto por la Memoria Histórica, representada por las distintas asociaciones que solamente buscan justicia y reparación de la memoria de los miles de mujeres y hombres asesinados durante la represión franquista.
Respeto por las mujeres, por un gobierno regional que niega la existencia de la lacra de la violencia de género (¿Violencia intrafamiliar?) y que busca la manera de regular el aborto considerando a las mujeres como menores de edad a las que hay que guiar en su andadura vital.
Respeto por el colectivo LGTBI, al que tratan de silenciar. Para ellos solamente existe un modelo de familia y de sexualidad, otra vez acorde con sus arquetipos mentales, el resto de opciones no merece ningún tipo de consideración.
Respeto por el Medio Ambiente, siendo abiertamente negacionistas del cambio climático. Un Medio Ambiente que es el eje transversal de una vida de calidad para todos, incluidos ellos.
Respeto por la Educación, pero una Educación pública y de calidad, bien dotada a todos los niveles. Y no su demolición en favor de una educación concertada clasista. No es educación (ni mucho menos cultura) organizar talleres de confección de banderillas para niños, como ya está sucediendo.
Respeto por las trabajadoras y trabajadores, proporcionándoles todo el apoyo necesario en el momento más complicado de su carrera profesional, que no es otro que cuando se encuentran en situación de desempleo. Sin embargo, hacen todo lo contrario: Desmantelamiento del Dialogo Social, del SERLA, del propio ECYL… Incluso el Consejero del ramo se permite llamar vagos a los parados.
Habrá que recordarle, a este “señor”, que el refranero castellano es fuente de sabiduría: “Cree el ladrón que todos son de su condición”.
