Desde la salida autorizada por el Patronato de los documentos el asunto se fue desinflando. El mismo alcalde se dio cuenta de que el limón había sido exprimido hasta el límite. El Gobierno ofreció a la ciudad la construcción de una nueva sede del Archivo de la Memoria Histórica, que así comenzó a llamarse desde la aprobación de la nueva ley.
Al trasladarse la Seguridad Social a unas nuevas instalaciones en Canalejas, el viejo inmueble de la Plaza de los Bandos, el que los salmantinos conocíamos como “La Linda Tapada”, por haber estado oculta durante su construcción hasta el día de su inauguración, quedó vacío. Las obras comenzaron de inmediato y tuve la suerte de visitarlas varias veces.
A pesar de la crisis, la nueva sede del archivo de la discordia se ha terminado y felizmente se oferta a los españoles y a cuantos quieran conocer nuestra historia reciente. Los visitantes podrán conocer la Guerra Civil, la represión y la larga dictadura, pero habrá que añadirle un nuevo capítulo, el del archivo de San Ambrosio.
No se derramó sangre, pero sí miles de kilos de tinta para defender cada una de las posiciones encontradas una vez más. La paz siguió avanzando cuando el Ministerio recibió oficialmente la oferta de un gran solar en el barrio de los alcaldes para acoger la numerosa documentación y los innumerables objetos que se han retirando con el desarrollo de la Ley de la Memoria Histórica.