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Opinión

Salamanca: la ciudad de Dios, la ciudad talar…

Las Torres de la Catedral, Dominicos y Clerecía al fondo.

No estamos locos, sabemos lo que queremos y es que desde que el obispo Padre Cámara pasó por aquí, desde 1885 hasta 1904, la Iglesia Católica quiso hacer de Salamanca la Ciudad de Dios. Y es que este alto soto de torres – que don Miguel lo expresó en una preciosa poesía – impresiona cuando se ve desde cualquier punto de la ciudad y especialmente desde el Monte Olivete, el monte público que los salmantinos cedimos a la Reina Isabel la Católica para que esta a su vez lo cediera a los monjes del Convento de San Esteban, los cuales pusieron allí una gran cruz y ahora lo cedieron a una cadena hotelera con su piscina y vistas únicas.

Fue el obispo Padre Cámara el que inició las obras de la Basílica en Alba de Tormes, ya saben, algo así como hicieron en Fátima y Lourdes para atraer a los creyentes en los milagros.

Fue a mediados del siglo XX y en plena dictadura cuando la Universidad de Salamanca se declaró «laica» y cerraba sus estudios de Derecho Canónico y Teología. Los distintos obispos que por aquí pasaron apostaron por abrir una Universidad exclusiva católica como es la Universidad Pontificia de Salamanca.

Obispos de Salamanca en el siglo XX:

* Francisco Javier Valdés y Noriega, O.S.A. (14 de noviembre de 1904 – 22 de enero de 1913)
* Julián de Diego y García Alcolea (18 de julio de 1913 – 27 de julio de 1923, nombrado patriarca de las Indias Occidentales)
* Ángel Regueras y López (26 de octubre de 1923 – 28 de diciembre de 1924)
* Francisco Frutos Valiente (14 de diciembre de 1925 – 24 de enero de 1933)
* Enrique Plá y Deniel (28 de enero de 1935 – 3 de octubre de 1941, nombrado arzobispo de Toledo)
* Francisco Barbado Viejo, O.P. (10 de abril de 1942 – 29 de abril de 1964)
* Mauro Rubio Repullés (7 de julio de 1964 – 12 de mayo de 1995)
* Braulio Rodríguez Plaza (12 de mayo de 1995 – 28 de agosto de 2002, nombrado arzobispo de Valladolid)

Como bien es sabido, todos menos el obispo Mauro Rubio Repullés, se podrían considerar «conservadores» en el sentido religioso y político apoyando incluso golpes de estado y los desastres violentos que ello produjo. En la Universidad Pontificia de Salamanca se formaría la élite de la Iglesia en España y así pasaron por sus aulas los más importantes obispos y arzobispos españoles hasta que con el fin de la dictadura y la entrada de la democracia fueron apareciendo otras universidades de la Iglesia Católica en otras regiones españolas. La mayoría de las congregaciones religiosas de España y más allá, quisieron venir a Salamanca para que sus seminaristas estudiaran en la citada Universidad Pontificia, la que dependía del Vaticano.

El Obispo Cámara, como dijimos, fue el precursor de hacer de Salamanca la Ciudad de Dios que otros la definieron como la ciudad talar, es decir, una ciudad con muchas sotanas.

Ahora, en el siglo XXI, ante la falta de vocaciones religiosas, muchos de esas congregaciones se han ido y han ido cerrando sus colegios y monasterios aunque aún quedan algunos dignos de mención como es el Real Colegio de los Escoceses en el nuevo Campus de la UPSA -abreviatura de Universidad Pontificia de Salamanca-

Ahora Salamanca, abandonada por los hombres -más de 170.000 aquí nacidos viven fuera- y por los dioses, atraviesa otro momento triste y es que las almas vivas daban mucho calor en invierno y sombra en verano.

Estas torres que marcan el perfil de la Ciudad del Tormes recuerdan aquel pasado, aquella ciudad que quiso ser la Ciudad de Dios y acabó siendo abandonada por todos.

Por. José Luis Salamanca.

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