La semana pasada se celebraron en Salamanca unas jornadas organizadas por Genusal (Estrategia de Genero en Salud de la Universidad de Salamanca), para analizar la importancia que tiene abordar los aspectos relacionados con la salud en los aspectos docentes, asistenciales e investigadores desde una perspectiva de género.
El concepto de sesgo de género en la atención sanitaria fue establecido por Lenhart y Ayanian en 1991 y se refiere al hecho de que “a igual necesidad sanitaria en hombres y mujeres se realiza un mayor esfuerzo diagnóstico o terapéutico en un sexo respecto al otro, pudiendo contribuir a desigualdades en salud entre hombres y mujeres”.
Fue el profesor de medicina social Thomas Mckeown, uno de los inspiradores del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, el primero en utilizar el término de determinantes sociales de la salud considerando como tales a la edad, el trabajo, la educación, el nivel sociocultural, la vivienda, la pobreza, el medio ambiente, o el acceso a los servicios sanitarios y, entre estos determinantes, se encuentran también el sexo (atributos biológicos) y el género (factores socioculturales), que influyen en el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades y en la forma que tienen estas enfermedades de manifestarse, así como la respuesta a los tratamientos en los casos en los que, a pesar de ese sesgo, se llega a establecer el diagnóstico. Es indudable que la medicina tiene un sesgo androcentrista y que, para corregir este sesgo, es necesario fomentar la concienciación de los ciudadanos en general y de los profesionales de la salud en particular.
Tanto el sexo como el género han sido reconocidos como determinantes de la salud que juegan un papel en la brecha de salud entre mujeres y hombres. Las diferenciaciones de riesgo y vulnerabilidad en el ámbito de la salud están más vinculadas con las cuestiones psicosociales y culturales de género que con los factores biológicos. La Organización Mundial de la Salud señala el género como uno de los principales determinantes sociales de las inequidades sanitarias.
Los determinantes de la salud relacionados con el género son las normas, expectativas y funciones sociales que aumentan la exposición y la vulnerabilidad frente los riesgos para la salud y la protección frente a los mismos, y determinan los comportamientos de promoción de la salud y de búsqueda de atención sanitaria por las personas y también las respuestas de los sistemas de salud en función del género.
La integración de la perspectiva de género en los sistemas sanitarios implica evaluar el modo en que el género determina las medidas planificadas, incluidas la legislación, las políticas y los programas, en todos los ámbitos y a todos los niveles. A esta perspectiva responde la estrategia Genusal una estrategia pionera entre las universidades españolas.
La Universidad de Salamanca es responsable de la formación de profesionales en casi todos los campos del ámbito de la salud (medicina, farmacia, odontología, enfermería, fisioterapia…) y a través de Genusal se plantea incorporar contenidos docentes específicos a la formación de los estudiantes universitarios, una tarea difícil que exige la implicación de los docentes de estas titulaciones y que requiere de diversas estrategias, entre las que se encuentran estas jornadas donde se han puesto en común ideas, experiencias previas, situación actual y estrategias futuras que ayuden al conocimiento y la difusión de como salud, sexo y género determinan no solo la salud sino también la respuesta asistencial y, en gran medida, la equidad en el acceso a los servicios sanitarios.
Es preciso que los profesionales y estudiantes conozcan la existencia de diferencias entre ambos sexos en la salud y como dar respuesta a estas diferencias biológicas tanto en el diagnóstico de las enfermedades como en su tratamiento, pero también es preciso tener en cuenta otros factores como la influencia del constructo cultural que es el género; sexo y género, biología y construcción cultural repercuten en el binomio salud-enfermedad y en la asistencia sanitaria y ambos deben ser tenidos en cuenta
Cualquier innovación docente general, en este caso la perspectiva de género, que se pretende incorporar a la formación de los estudiantes, suele comenzar por incluir los contenidos de forma transversal para poco a poco llegar a impregnar los propios programas específicos de todas y cada una de las asignaturas que forman parte del programa académico. Aún estamos muy lejos de conseguirlo, apenas hemos comenzado a hacerlo, pero estamos en el camino (continuará).
Miguel Barrueco
Médico y profesor universitario
2 comentarios en «Sexo, género y salud (primera parte)»
Muy buena iniciativa. Adelante!!!!
Anónimo
Me parece muy bien que se equipaje a todo el mundo por igual porque yo lo que estoy viendo no sé si van por ahí los tiros que no se diagnóstica igual a una persona mayor que ya está jubilada y que no tiene a trabajar que aún no que tiene que ir a trabajar el lunes sigamos sobre todo los seguros de empresas están locos por no dar bajas porque les cuesta dinero entonces claro cuando te pican el bolsillo tratas de currar primero a la gente y ahora qué las mujeres están aquí parado a los hombres en el trabajo esperemos que estén en igualdad de condiciones no solamente para trabajar sino también para curarse