Aseos públicos de pago y una oficina de turismo en el atrio de la Catedral

La reforma del atrio de la Catedral de Salamanca está a punto de concluir. Las obras se acometieron para acabar con los problemas de humedades que se producían en este espacio, orientado al norte, cada vez que llovía copiosamente.

Llama la atención que el local tendrá escasa iluminación natural y escasa ventilación exterior para los urinarios. En la parte lateral apenas hay unas rendijas en la piedra. Los usuarios deberán pagar por utilizar los baños.

Ese espacio ha sido utilizado durante los últimos 30 años por el servicio de mantenimiento y jardines del Ayuntamiento de Salamanca para guardar su material, pero el deterioro fue en aumento y ante el descubrimiento del peligro del techo se decidió tomar una serie de medidas en abril de 2019.

El Cabildo de la Catedral planteó una propuesta de uso de ese espacio al Ayuntamiento de la capital, que ha cambiado de cederle parte del espacio para instalar allí unos aseos públicos y una oficina de turismo, a cambio de que el Consistorio asuma el coste delas obras valoradas en unos 650.000 euros.

El Consistorio tendría a su disposición el tramo de acceso al atrio, de unos 150 metros. De acuerdo al convenio de cesión de uso durante 50 años firmado entre el Ayuntamiento de Salamanca y el Cabildo, una parte de la zona restaurada, de 199 metros cuadrados, se destinará para almacén de elementos patrimoniales de la Catedral y el resto, unos 134 metros cuadrados, se utilizará como punto de información turística y aseos públicos, con acceso desde la parte de la lonja hacia el Rondín de las Edades del Hombre. En concreto, se han construido baños femeninos con cinco inodoros y tres lavabos; baños masculinos con tres inodoros, tres urinarios y dos lavabos; un baño adaptado para personas con discapacidad o movilidad reducida; y una sala con cambiador y lactancia de bebés. Todo ello de pago.

El resto del espacio, las dos naves del fondo, se reservarían para la Catedral con una nueva puerta de acceso, por la plaza de Anaya.

Sería el almacén del templo en condiciones de estanquidad, seguridad y grado de humedad para sacar todo lo que hay en los sótanos de la sacristía y trasladarlo a este punto. De esta forma, se recuperaría aquel espacio de la Catedral para visitas, “ya que la sacristía es el gran tesoro para abrir al público”.

El atrio de la Catedral tenía un muro que data del siglo XVI y que aún se conserva, “y llegaba hasta la esquina de la cabeza de la plaza de Anaya, con una forma triangular”, como consta en los planos de la ciudad hasta los años 70. La remodelación llegó en 1972, cuando la Dirección General de Arquitectura hizo un proyecto de adecuación del entorno de la plaza de Anaya al completo, “donde mantuvo el muro del siglo XVI pero hizo otros nuevos, así como el forjado y el enlosado de la cubierta, que es de 1975”, informa la Diócesis.