El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León rebajó de 9 años de cárcel a 6 años y siete meses la condena a un entrador de fútbol juvenil por varios delitos que incluyen abuso sexual, ciberacoso y pornografía con menores. De este modo, el alto tribunal aprecia parcialmente el recurso presentado por su defensa y reformula las penas por cada unos de los cuatro delitos acreditados por la Audiencia Provincial salmantina, que sin embargo se mantienen.
El mayor castigo es por el delito continuado de abuso sexual a un menor de 16 años por el que deberá asumir cuatro años de cárcel; uno más por ciberacoso sexual, siete meses y 15 días por posesión de pornografía infantil y seis meses más por cada uno de los delitos de embaucamiento de un menor y falsedad en documento oficial.
La Audiencia Provincial lo condenó a un año por falsedad documental (el TSJ lo deja en seis meses), a dos años por child grooming o ciberacoso sexual a menores (el TSJ lo deja en uno), a cuatro años y medio por abusos a menores (el TSJ le quita medio año), a un año por posesión de pornografía infantil (el TSJ le quita dos meses y medio) y a otros seis meses por embaucamiento de menores (queda igual en el TSJ).
Según recoge la sentencia, consultada por Ical, el condenado ya había tenido que hacer frente a una condena previa, de un año de cárcel, tras haber sido sorprendido en posesión de material pornográfico infantil, así que falsificó su historial para poder entrenar a menores, cosa que hizo en varios equipos de las provincia salmantina, de ahí su condena por falsedad en documento público.
La sentencia señala además que los hechos se remontan al año 2017 cuando queda acreditado que el hombre, nacido en 1983, comenzó a conectar por mensajería instantánea con uno de los menores a los que entrenaba. Su modus operandi era hacerse pasar por una joven, aparentemente de su edad, para obtener fotografías del menor desnudo. De hecho, le mandaba fotos de la supuesta joven desnuda para convencerle.
Además, cara a cara, se dedicaba a preguntarle por su vida y le animaba a enviar el material sensible a la supuesta joven por la que se hacía pasar. Más tarde, le pidió vídeos e incluso le llegó a convencer, mediante el chantaje, utilizando amenazas de desvelar sus fotos desnudo, de que se masturbara junto a él.
La sentencia apunta que dos años más tarde también contactó con otro menor al que, según queda probado por la sala, propuso ser capitán del equipo a cambio de que le masturbase y le mandase fotos desnudo. La Policía Nacional halló durante la entrada y registro en su domicilio, una vez fue arrestado, en febrero de 2020, diverso material pornográfico.