Se hacen públicos los datos oficiales de convivencia del curso 2022/2023 en Castilla y León y me sorprenden y no gratamente un año más. Créanme que tengo mis razones para decir lo que digo y con conocimiento de causa como dicen por ahí.
A la par que se hace público este informe, también lo hace un informe del Procurador del Común por un caso de acoso escolar a una niña de 11 años en un colegio de Valladolid. Les aseguro que no serán los únicos padres que acudan a esta vía, cuando las vías normales y la desesperación que rondan a quienes tratan de que sus hijos e hijas no sigan siendo víctimas del maltrato que supone el acoso escolar.
No se entiende que tengamos que llegar hasta juzgados, hospitales o el mismísimo Procurador del Común, que por cierto insta a actuar con celeridad ante la situación que vive la niña desde el curso 2022/2023, pero lo que está claro es que no podemos vivir sometidos a la pleitesía de quienes pretenden ningunear valores que, por Ley, están protegidos.
¿Hasta dónde llega la protección a un menor? Es algo que me preguntan a diario y cada vez tengo menos respuesta a esa pregunta, sobre todo cuando veo los intereses creados ante ciertas cosas que deberían levantar ampollas a quienes lo siguen negando.
Tal vez algún día consigamos que no haya vergüenza, que haya trasparencia y que no duela.
Quizás algún día el acoso escolar sea una mala pesadilla y no exista esa maldad que hoy impera en el mundo del silencio, pero mientras y volviendo a la realidad, lo que tenemos son niños, niñas y adolescentes acosados en centros educativos, tratados en hospitales y que se tienen que marchar de escuelas porque la celeridad en muchos sitios no la conocen, ni por supuesto, se la espera.
Volviendo a los datos de ese informe que pone a la cabeza de la comunidad de Castilla y León a Valladolid con 16 casos de acoso confirmado, que dice que en León no ha habido ninguno, pasando por los cinco de Salamanca, los nueve de Ávila, los dos de Zamora, los cincode Burgos y Palencia, los cuatro de Segovia o los ocho de Soria. Vuelvo a preguntar a quien proceda si se podría haber evitado que todos estos casos oficiales y los que no salen en las estadísticas pero que también existen.
Estadísticas oficiales en las que el ciberacoso se incrementa y en el se demuestra que la punta del iceberg es solo lo que se cuenta, pero que la realidad supera la ficción como tantas veces y que el camino que un día caprichosamente tuvimos que escoger no será abandonado por muchas piedras que haya en el camino.
Un camino que seguirá siendo duro y difícil pero que acabará siendo cómplice de quienes nos acompañan en un recorrido en que las facilidades no las hemos conocido, pero a las piedras ya les hemos puesto nombre.