Una multitud (unas 3.000 personas) desafió este viernes al frío y la amenaza de lluvia y acudió a la manifestación convocada por el Movimiento Feminista de Salamanca con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8M.
Ciudadanos de todas las edades acudieron a la cita en un momento en el que los derechos de la mujer están en el punto de mira de la extrema derecha, que anda tan crecida.
Durante la marcha, que salió de la Plaza de la Concordia y desembocó en la Plaza Mayor, se escucharon proclamas por la igualdad de la mujer y otras como las siguientes:
«La talla 38 me aprieta el chocho»
«Sola borracha quiero llegar a casa»
«Quiero ser libre no ser valiente»
«Abolición de la prostitución»
«No es no lo demás es violación»
«Tranquila hermana aquí está tu manada»
«No es una fiesta es una protesta»
Ya en la Plaza Mayor se leyó el manifiesto, en el que se cuestionaron algunos privilegios que se le atribuyen a la mujer. «Nuestro criterio, conocimiento, profesionalidad, trabajo, forma de vivir, e incluso nosotras mismas todavía somos un problema para algunos. Para los mismos que opinan en encuestas que han perdido privilegios. ¿Pero de qué privilegios hacemos uso nosotras? ¿De qué privilegios hablan?».
Y recordaron que sí, que igual el salario para igual función y categoría es el mismo, pero cuando se necesita arrimar el hombro casa (tareas domésticas, crianza de los hijos, cuidados a familiares,…) es la mujer la que reduce su jornada laboral y con ello, su sueldo y su futura pensión. De ahí ese 20% menos que ganan las mujeres. «A lo mejor es porque estamos más descansaditas, ya que 9 de cada 10 excedencias de las mujeres son para el cuidado de hijos o mayores. Ya sabéis, hechas para cuidar y limpiar», se quejaron.
«Estos son nuestros privilegios laborales, y menos mal que ellos no pueden formar parte de los otros. Por ahora no se les niega el derecho a abortar en la sanidad pública de su provincia o se cuestiona su menstruación o el dolor que esta les pueda causar. Tampoco son los culpables de la falta de natalidad, ya que el 90% de responsabilidad recae en nosotras», denunciaron.
Y desgranaron una retahíla de tareas pendientes de la sociedad con la mujer. Así que, como concluyó el manifiesto: «¡Que viva la lucha de las mujeres!».
