En los comienzos de la autonomía de Castilla y León se llegó a un pacto no escrito para repartir las instituciones de la comunidad autónoma. Tal es así, que para evitar que se incumpliera lo establecido por los partidos políticos con representación parlamentaria, el Estatuto de Autonomía no reconoció a Valladolid como capital de Castilla y León. Los primeros movimientos de los gobiernos de Demetrio Madrid y José Constantino Nalda fueron en ese sentido.
En principio, en Salamanca iban a instalarse las infraestructuras educativas y culturales. Se dieron los primeros pasos con la construcción del Palacio de Congresos de Castilla y León y la Filmoteca y Fototeca de la Comunidad. También se intentó que viniera la Biblioteca y Hemeroteca regional, pero el gobierno del PP se negó en redondo.
Desde entonces, ya con gobiernos del PP, todas las instituciones se instalaron en Valladolid, que funcionó a todos los efectos como capital de facto. La política llevada a cabo por la derecha en Castilla y León ha sido la de reproducir y convertir el centralismo franquista de Madrid en el centralismo democrático de Valladolid.
Esta política ha logrado que la comunidad más extensa de Europa esté formada por una gran capital, Valladolid, tres pequeñas ciudades, Burgos, León y Salamanca, y un gran desierto alrededor. De las nueve provincias Soria, Ávila, Segovia y Zamora han desaparecido, y están a punto de hacerlo Burgos, Salamanca, Palencia y León. La misma provincia de Valladolid, si excluimos a la capital, también se está desertizando.
En vez de construir la comunidad en mancha de aceite, se ha vertebrado a través de una gran ciudad depredadora que vive de desertizar a las demás. Las decisiones cotidianas se tomaban hasta entonces en las capitales de provincia, ahora, para mover cualquier papel, hay que consultar con Valladolid. Creo que esta política suicida está llevando a una situación irreversible. En Salamanca tenemos partidos judiciales donde solamente viven ancianos, pueblos que han tirado la toalla y que se convertirán en despoblado en los próximos años, y ciudades que hace unos años tenían vida y que hoy parecen caseríos fantasmas.
En 1985 las instituciones locales, provinciales, autonómicas y nacionales acordaron instalar la Filmoteca y Fototeca de Castilla y León en la Casa de las Viejas. Era consejero de Educación y Cultura Justino Burgos; director de la Filmoteca de España, Juan Antonio Pérez Millán y presidente del Área Municipal de Cultura, Emilio Melero. La Diputación Provincial, presidida por Juan José Melero, aportó un inmueble de su propiedad, la Casa de las Viejas.