El ajo es uno de los alimentos más estudiados dentro del mundo de la nutrición debido a las propiedades con que cuenta, así como los múltiples beneficios que ofrece. Pese a ello, también se ha demostrado que el consumo de este vegetal debe ser moderado, ya que en exceso podría generar algunos problemas.
En primer lugar, en lo referido a las propiedades del ajo, cabe destacar su alto contenido en vitaminas como la C y la B6, minerales como el potasio y el fósforo, o antioxidantes como la quercetina. Además, los ajos son ricos en alicina, un compuesto azufrado, responsable del característico olor, así como de numerosas de sus propiedades beneficiosas, dado que ayuda a reducir la presión arterial.
Uno de los sistemas más beneficiados por el consumo de ajos es el renal, ya que este alimento ayuda en la lucha contra la enfermedad renal crónica (ERC), caracterizada por una disminución de la función renal. Además de los efectos de este alimento en la presión arterial, también cuenta con propiedades antioxidantes y diuréticas, ayudando a los riñones en la eliminación del exceso de líquidos y sodio, lo que evita la aparición de las conocidas piedras en el riñón.
Por otro lado, el ajo es un alimento bajo en calorías, pero rico en nutrientes, haciendo del mismo una buena opción para quienes buscan bajar de peso. Si bien, este alimento debería consumirse o bien crudo o bien ligeramente cocido, puesto que el calor puede degradar algunos de sus compuestos beneficiosos.
Sin embargo, el consumo de este vegetal debe ser moderado, debido a que una ingesta excesiva puede acarrear desde problemas como indigestión o mal aliento, hasta otros más graves como irritación o daño hepático. Tampoco se puede olvidar su interacción con algunos medicamentos, potenciando la acción de los anticoagulantes e antihipertensivos.
