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Opinión

Días de lluvia y llanto

El paso de Jesús Nazareno cubierto por un gran plástico. Fotografía. Pablo de la Peña.

Viento, mucha agua y hasta nieve. Es de lo que se ha hablado en estos días. Pocas semanasantas, al menos en las últimas décadas, han estado tan condicionadas por la meteorología como esta que acaba de pasar. Y es que la Semana Santa popular, la de las procesiones, mueve mucho más de lo que se piensa. Las lágrimas de los cofrades, ante el anuncio de las suspensiones, van más allá del sentimiento de frustración por no haber podido acompañar a sus imágenes de devoción en su recorrido anual por las calles.

Para los hosteleros, si no hay concentración de público, disminuye la caja. Los desfiles arrastran miles de personas y muchas de ellas acaban tomando el café o las cañas por la zona. Si la procesión no sale, la cera no se consume y lo que ahorra la cofradía para el año venidero deja de ganarlo el cerero. En Zamora no, porque allí les dan la vela a los hermanos y si no desfilan se la llevan para casa. Otro ejemplo es el de las agrupaciones musicales. Es muy raro que cobren en su integridad la tarifa estipulada y, aunque dependa del contrato, por lo general suelen recibir el cincuenta por ciento.

A quienes les va mejor es a los restauradores. Si alguna cofradía asume el riesgo de salir, pese a las amenazas de lluvia, y le cae el chaparrón, mal asunto. El agua es letal para los palios, imágenes y otros elementos patrimoniales. Y cuando se deterioran hay que restaurarlos. Lo de las obras de arte es mucho más serio de lo que se piensa, porque la hermandad es depositaria de unos bienes que, independientemente de quién sea el propietario, forman parte del patrimonio cultural de la ciudad o la nación. La imagen de Jesús Flagelado, que no es de su hermandad, es quizás la obra más representativa del Barroco tardío en Salamanca. Pero igual podríamos decir de las imágenes de Alejandro Carnicero a principios del XVIII, cuya propietaria es la Cofradía de la Santa Cruz. Qué más da. Las cofradías gestionan un patrimonio de todos.

De lo mucho que se ha escuchado en estos días, me quedo con las palabras de Manuel González, presidente de la Hermandad de Amor y Paz. La seguridad con la que dio una respuesta para justificar la suspensión de la marcha penitencial del Cristo de la Liberación no deja lugar a la duda. Con la colección de pintura que poseen, las famosas tavolettas y el Cristo de la tabla de Jerónimo Prieto, no se puede correr el mínimo riesgo. De nada serviría luego la campaña mediática o en redes acusando y pidiendo responsabilidades. La escultura o la pintura, cuando se deterioran, solo se restauran parcialmente. La degradación que se inicia o acelera ya no tiene marcha atrás.

Para rezar ante las imágenes, para admirar las obras de arte, tenemos todo el año. En las iglesias o museos. Por muy costosa que resulte la suspensión, cuando el tiempo no acompaña, es lo que procede. Con la meteorología adversa, en estos días, perdemos muchos. Dinero y emociones. Pero es así, como en otros muchos aspectos de la vida.  

3 comentarios en «Días de lluvia y llanto»

  1. cierto. hay que ser responsables. la Soledad no lo es. una verguenza salir con el diluvio que caia. quien paga ahora desperfectos?

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  2. En efecto: «Para rezar ante las imágenes, para admirar las obras de arte, tenemos todo el año». Buena conclusión y enseñanza. Y buena redacción en lo gramatical.

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