“Parecía que se acababa el mundo”

Los vecinos de Príncipe de Vergara y los bomberos cuentan cómo vivieron el desprendimiento de la fachada
El edificio ubicado en la calle Príncipe de Vergara, con parte de la fachada desprendida

El pasado miércoles, 27 de marzo, los vecinos del inmueble ubicado en el número 5 de la calle Príncipe de Vergara tuvieron que ser desalojados por el desprendimiento de una parte de la fachada del bloque colindante. Ahora han explicado cómo vivieron el momento y las consecuencias que ha supuesto la demolición.

El desprendimiento de una parte de la fachada del edificio ubicado en el número 1 de la calle Príncipe de Vergara obligó a cortar la calle el pasado miércoles, así como a proceder al desalojo de los vecinos residentes en el bloque vecino. Se debió a que fue necesario retirar el paño del muro desprendido, ya que suponía un riesgo importante para la seguridad, una labor realizada con éxito por parte de los Bomberos.

En este sentido, los vecinos del número 5 de esa calle fueron desalojados de sus casas durante unas horas, ya que la parte del muro dañado que se iba a retirar caería sobre el tejado de su edificio, como así se produjo. Tras lo sucedido, La Crónica de Salamanca ha acudido hasta el lugar del incidente para conocer de primera mano cómo lo vivieron los propios vecinos.

“Todo fue muy rápido, nos llevamos un susto bastante grande”, comenta una de ellas. “Nos desalojaron varias horas por la tarde, entre las seis y las nueve, cuando ya habían terminado los trabajos de demolición”, añade, aclarando que no tuvieron que pasar la noche fuera de sus casas. “Habilitaron una sala en los Jesuitas para quien necesitara quedarse allí o no tuviera hijos…”, explica.

Por su parte, otro de los vecinos señala que “nos avisaron dando golpes a la puerta, parecía que se acababa el mundo mañana…”, al tiempo que otra de ellas matiza que, “fue porque tenían miedo de que se cayera la pared en nuestro tejado, como así fue, porque lo tiraron los bomberos para evitar problemas”.

“La lluvia y el viento tan fuerte provocaron el desprendimiento del muro”, recuerda otro de los presentes, quien reconoce que, “temí porque pudiera pasar algo, ya no solo por los daños materiales, sino en caso de que hubiera caído algún ladrillo a la calle cuando pasaba alguien”.

Tras el incidente, los bomberos valoraron la situación y decidieron que la mejor solución pasaba por la demolición controlada de la parte de la fachada desprendida. Los escombros, por su parte, cayeron sobre el tejado del edificio ubicado en el número 5, causando “mucho daño” y provocando “goteras” en el cuarto piso debido a que “se rompieron muchas tejas”. Pese a ello, según han explicado las fuentes consultadas a La Crónica de Salamanca, “el vecino del cuarto continúa viviendo en su casa”.

Siguiendo con el tejado dañado, señalan que se ha procedido a la colocación de “lonas de madera” de “forma provisional”, con el objetivo de “minimizar” las goteras que puedan producirse por la lluvia. Asimismo, reconocen que son los seguros de ambos edificios “los que tienen que entenderse”, aunque el que deberá “hacerse responsable” es el del inmueble que sufrió el desprendimiento. “Están en proceso”, afirman los vecinos, quienes coinciden al insistir en que esperan que “se solucione rápido”.

Bomberos

Por otro lado, desde los Bomberos, han detallado que, “el paño de fachada desprendido tenía unas dimensiones de 10 metros de alto y 5-6 de ancho”. “El problema es que ese revestimiento no estaba trabado con la estructura del edificio en sí, estaba levantado ‘para arriba’, sin agarrar de una manera fuerte al edificio”. Debido a ello, y “con el tiempo que hacía, se separaba bastantes centímetros del edificio, pasaba de estar junto a estar separado 10-15 centímetros, por lo menos”.

“La verdad es que daba un poco de respeto dejarlo allí. Entonces, fue el jefe de servicio, lo valoró y se decidió que era mejor opción tirarlo que dejarlo allí y correr el riesgo de que se desprendiera solo”, indica. Tras ello, “como hubo tiempo para hacerlo, se retiraron todos los vehículos y se intentó minimizar los daños todo lo posible”.

Finalmente, respecto al proceso seguido para la demolición, explica que utilizaron “un cojín neumático”. “Como el paño del muro estaba desprendido, en cuanto se despegó un poco la capa externa que lo mantenía unido, solo le hacía falta un golpe lateral para que cayera. Entonces, se metió el cojín neumático, como el que usamos para accidentes de tráfico, que lo que hizo fue separar por presión del todo el paño de fachada deteriorado, que terminó cayendo”.

“El trozo de la fachada tenía que caer en algún sitio, y o lo tirabas o se podía caer en cualquier momento, porque estaba bastante deteriorado, y según le daba la humedad y el aire, se valoró la demolición con todo controlado, porque si no, podía caer en cualquier momento, y no se sabe si pueden llegar muchos escombros a la vía pública. Y ese era un riesgo que no se podía correr en ese momento”, concluye.

1 comentario en «“Parecía que se acababa el mundo”»

  1. A nadie se le ocurre levantar un muro de 10 m de alto sin trabarlo con la estructura, más que a algún constructor salmantino. Lo que también se ve es que entre las dos paredes – la interior de ladrillo rojo y la exterior, algo amarillo, no hay aislamiento. Así se ha construido en Salamanca durante las sucesivas burbujas inmobiliarias, con calidad muy deficiente. Sobre todo en las partes que no son visibles. Demasiado poco nos pasa. Los responsables se irán de rositas, seguro.

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