El franquismo impidió crecer (literal) a los españoles

Santiago López es profesor en Historia Económica en la Usal y uno de los profesores que firma en contra de la proposición de ley de Concordia de PP y Vox en CyL
El medallón en su vitrina.

De un tiempo a esta parte, sobre todo con la irrupción de Vox en el panorama político, se juega a blanquear el Franquismo. Ahora, las comunidades gobernadas por PP y Vox, entre ellas Castilla y León, han dado un paso más al presentar la proposición de ley de Concordia, donde se omiten, entre otras cosas, las diferencias entre el régimen democrático de la Segunda República, la Guerra Civil, la dictadura franquista y los primeros años de la Transición. Alegando, como hizo Raúl de la Hoz, portavoz del PP en Castilla y León, que «las víctimas son víctimas, con independencia del cómo, cuándo y quién».

La proposición de ley de Concordia que han presentado conjuntamente PP y Vox en Castilla y León podría pensarse que no ha pillado a nadie desprevenido, porque es inevitable que cuando el PP pacta con Vox, Vox pone la revisión de la Ley de Memoria Democrática aprobada por el PP en 2018. Pero no solo ésta, también las leyes que tienen que ver libertades sexuales o pone en revisión leyes que tienen que ver con derechos de las mujeres. Una prueba de fue la ‘gallardada’ sobre el aborto.

“¿Por qué se ha tardado casi dos años en sacarla?», pregunta Santiago López, profesor de Historia Económica de la Usal y uno de los profesores que ha firmado contra la Ley de Concordia. Él da dos razones: «Estoy convencido de que la labor de educación y entendimiento que hubo entre la asociación Memoria y Justicia de Salamanca con el Ayuntamiento siendo Mañueco alcalde fue muy bueno. Nunca hemos tenido inconveniente y han comprendido nuestras posiciones, tanto desde el punto de vista de los historiadores, como de las familias. Ahora, creo que deben de estar pasando un pequeño mal rato y no creo que todo el PP esté de acuerdo con esta Ley de Concordia”, explica el profesor en Usal y ex presidente de la asociación Memoria y Justicia de Salamanca.

Lo extraño es que hay muchas voces que ‘compran’ este planteamiento, que no se cuestionan que el Franquismo fue una dictadura. Según Santiago López el problema está en los institutos y pone como ejemplo lo que sucede en Madrid, porque no hay datos sobre Castilla y León. “Cuando en la Ebau cae una pregunta relativa al Franquismo, el 90% de los alumnos deciden no responderla, prefieren escribir sobre la otra opción, aunque sean los constituciones del siglo XIX”, apunta López.

Ofrece dos razones sobre este comportamiento. O bien no se llega a esa materia durante el curso, porque los profesores internamente tienen reticencia a hablar del Franquismo por no tener controversia con los padres de los alumnos. O los alumnos directamente dicen: ‘No sé quién va a corregir, y este es un tema ideológico, por lo tanto, aquí me juego nota y no entran a responder a esa pregunta”.

Ambas elecciones son controvertidas. ¿Ocurriría lo mismo en Alemania si se preguntara por Hitler -coetáneo de Franco-? La respuesta es no. “Ni en Alemania, ni en Italia, ni en Portugal, con Salazar. Es una anomalía de nuestro sistema”, expone Santiago López.

Entona el mea culpa como historiador. Comenta que ha ido muchas veces a dar charlas sobre este asunto a institutos, unas veces la clase ha sido receptiva y otras no. Por lo general, son las asociaciones de estudiantes las que solicitan que persona de las asociaciones Memoria y Justicia vayan a explicar qué ocurrió. «Suelen ser más progresistas, porque los directores o directoras del instituto es muy difícil que te inviten a explicar estas cuestiones. El problema es que temen a las consecuencias con las familias”, matiza.

¿Cuántos años tienen que pasar para hablar del Franquismo con naturalidad? El historiador no puede dar una respuesta a esta pregunta. “La respuesta es la misma que está en el preámbulo de esta Ley de Concordia. Los padres dicen que tergiversamos la historia. Soy socialdemócrata, no me considero un revolucionario. Creo en la economía de mercado y que el Estado tiene que tener unas intervenciones. No creo que mi labor de historiador sea de hacer partidismo. Soy consciente de que cuando hago un análisis de la situación política, tiene que ser igual que cuando lo hago de la situación económica. No soy activista. No tengo argumentos cuando me dicen que estoy contando una historia falsa. Es como si me dicen que la fuerza de la gravedad no existe. Luchamos contra muchos ‘terraplanistas’”, expone.

A raíz de esto queremos confirmar con el historiador que el 18 de julio de 1936 hubo alzamiento militar que llevó a una Guerra Civil. “Un problema esencial de esta Ley de Concordia es que cuando se da el golpe de Estado del 36 no ocurre lo que pasaba en el siglo XIX, que a los dos o tres días había fracasado y se retiraban y exiliaban… o triunfaba y se iban los otros. En este caso, no. La población tenía el recuerdo de las guerras carlistas, pero en la Guerra Civil, no. El objetivo inmediato desde Onésimo Redondo hasta Franco era desestabilizar la República por todos los sitios”, aclara.

La mayor alegría que le podían dar a los grupos falangistas era que los milicianos anarquistas, comunistas,… tomaran zonas, cuando se enteran que Aragón se declara República anarquista, dicen los falangistas para adelante. “¿Qué se van a encontrar allí? 20.000 milicianos sin organización y cada uno más dividido que el anterior. La República no se estabiliza hasta el otoño de 1937. Además, estuvieron a punto de entrar en Madrid, pero no lo consiguieron”, matiza.

Las tropas de Franco tardaron tres años en tomar Madrid, por lo que en ese tiempo hay una represión brutal contra los ‘franquistas’ que estaban en la capital en esos años. “Esas fosas de las que hablan en Madrid, no son del Gobierno Republicano, porque están entre el otoño de 1936 y mediados del 1937. Justo ahí es cuando la República empieza a tomar posiciones y decir que hay un Gobierno militar y todas las milicias quedan bajo el gobierno Republicano. Habrá un fiscal general y si alguien sigue cometiendo crímenes de guerra en las Checas, se va a enfrentar a juicios. En ese periodo, esos grupos revolucionarios hacen salvajadas. Las autoridades de la propia República hacen la vista gorda, que es el problema de Paracuellos. Pero, eso ocurre entre 1936 y el otoño de 1937, que es cuando se matan en Madrid y Barcelona unas 15.000 personas. Hay una desorganización social, al más puro estilo de los últimos años de Lenin y primeros de Stalin, que por eso se llaman Checa”, matiza.

Por ello, es sorprendente que la Ley de Concordia de Castilla y León quiera asimilar lo que ocurrió en esos primeros meses de la Guerra Civil con lo que fue la República de 1931, donde teníamos un estado democrático homologable a las democracias que había en esos momentos en los otros países europeos. Incluso un poco más, porque durante la República española había más amplitud de voto que en Inglaterra y las normas del Estado de Derecho de preservar los principios democráticos en función de la población eran más adelantadas que en Francia. “Hay que compararla en el tiempo y con los países del entorno, no con lo que la democracia es hoy en día”, matiza el profesor.

La II República nació de unas elecciones y Alfonso XIII tomó la decisión de irse, al ganar el movimiento republicano. Tuvo tiempo de salir de España. No lo mataron y se fue con su fortuna. Los españoles no hemos matado a ningún rey. “Lo más que hemos hecho ha sido machacar el Medallón de Godoy de la Plaza Mayor”, ironiza Santiago López.

Lo que sí es cierto es que en 1931, por diversos malestares con la Iglesia, hay quema de templos. Pero, la República respondió y se abrió un proceso judicial sobre este asunto. Durante el Franquismo solo hubo un culto, el catolicismo, estaba prohibida otra religión.

“Salamanca es muy representativa de esto. No quedó nada de la religión anglicana. De hecho, ahora están recuperando las conexiones con las familias anglicanas que había en Salamanca. Se calcula que en España había unos 100.000 anglicanos y quedaron 20.000, muchos se fueron al exilio, pero otros como Atilano Coco, el pastor anglicano de Salamanca, fueron asesinados”, puntualiza López.

Había 20 iglesias anglicanas repartidas por España y no quedó ninguna. “Esto no acabó hasta que los americanos en los pactos de 1954 imponen en una de las normas, que vuelva la iglesia anglicana y se ponga en funcionamiento la libertad de culto en España. No solo se cambió territorio, impusieron que se retornaran los bienes a los anglicanos”, aclara el historiador.

Santiago López explica con una gráfica sobre la estatura de los españoles cómo afectó el Franquismo a nuestros abuelos. Esta gráfica cuenta que eran 1,30 centímetros más bajos que los que habían nacido antes de la Guerra Civil y la postguerra.

Cuando hacen estas comparaciones a nivel internacional, los investigadores solo han encontrado algo parecido con hambrunas que se han dado en países muy subdesarrollados. “Esta bajada de estatura no la encuentras en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, puedes encontrar una bajada de estatura pequeña, pero 1,30 centímetros, no. Eso solo pasó en España y en países que se han metido en guerras civiles muy largas. La nuestra duró tres años, pero la postguerra muchos años», apunta.

Todos estos datos existen por el reclutamiento de la mili. Si se hace una segmentación por clases sociales, el 1,30 cm es la media, es todavía más evidente si venías de una escala social baja o alta.

El Franquismo esquilmó hasta la altura a los españoles, pero hay que darse cuenta que esos que llegaron a la mili no fueron todos, muchos se quedaron por el camino. «Solo haciendo la demografía, ya no se puede negar el Franquismo. En la República, la población crece, pero en la dictadura, baja la altura. Tenemos que esperar hasta los años 50 para ver que la población es más alta. Si baja un alienígena y analiza nuestra demografía, va a decir, en estos años -de 1939 hasta 1955, alguien metió la pata. A partir de ese momento, se empieza a recuperar. Entraron los americanos”, matiza.

Si muchos españoles no pudieron hacer la mili, como dice el romance de Curro el Palmo, por no dar la talla, ¿cómo estaba la Universidad en estos años? ¿Es verdad que la Universidad está ahora politizada como acusó Abascal hace unas semanas? ¿Cómo era la Universidad española después de la Guerra Civil?

La Universidad en 1939 queda totalmente destrozada, porque los mejores catedráticos se fueron. “Había una relación directa entre los catedráticos que se fueron y los que se quedaron. Si eran catedráticos jóvenes e internacionales solían ser ‘rojos’. Estos se fueron. No solo hubo una liquidación política, también la hubo de la brillantez. Los mediocres se apuntaron para ‘dar’ la altura. Después de la Guerra los mediocres invaden la Universidad, porque si eras falangista podías reclamar una cátedra, al tener derechos de Guerra. En las universidades españolas durante esos años, de 1939 al 1955 no se da nada. En la Universidad había un hueco brutal, más que el de la altura, porque no volvemos a producir, a internalizaros hasta los años setenta”, aclara el profesor universitario.

Un dato. Durante la II República se empezó a hacer la Ley de Educación General Básica, no se llegó a poner en práctica. Hasta los años 70 no hubo Ley de Educación Básica en España. Las leyes de Educación Básica en Europa son de los años treinta. ¿Qué tenemos en España gracias al Franquismo? Un retraso brutal.

En los años 50 y 60 del siglo pasado había como mucho 150.000 universitarios en toda España. Se había obviado la Universidad. Puede ser que en Física o Química, que son más neutrales, puede que se dieran buenos conocimientos, pero en Sociología, Historia, Economía,… no.

En la actualidad, el profesor Santiago López afirma que la Universidad está politizada. “A partir de los años setenta, en España ocurre lo mismo que en el resto del ámbito universitario de todo el mundo. Las personas brillantes suele ser gente progresista, porque intentan avanzar en la sociedad en la que viven”, apunta.

En este momento de la conversación, Santiago López lanza preguntas:. ¿Está politizada la Universidad? Sí, claro, porque así avanza la sociedad. La Universidad aquí y en Bostón no es un reflejo puro de la sociedad, es un ‘reflejo’ de lo que está por venir. La Universidad tiene que estar al borde de todas las innovaciones, desde los avances en economía, en ciencia o en sociología. Es un dialogo sin agresión entre los profesores. ¿Hay científicos analizando el cambio climático en la Universidad? Sí. Eso es política, sí. ¿Hay profesores representativos del colectivo LGTBI y avanzando en sus derechos? Sí. Todo eso es política, pero todos estos estudios, investigaciones se necesitan para que la sociedad avance.

Los sistemas más avanzados de educación universitarios son el canadiense y el suizo. Allí, te encuentras a los profesores más brillantes del resto del mundo. El chino que te da clase sabe que su país no lo está haciendo bien. ¿Es representativo de China? No, por eso está en Canadá o Suiza. Es lo mismo que les pasó a los profesores españoles durante el Franquismo, que no era representativos de España.

10 comentarios en «El franquismo impidió crecer (literal) a los españoles»

  1. Un aplauso por la información. Sin entrar en valoraciones políticas, la realidad es la realidad. Seguro que podía haber seguido desarrollando argumentos e información dos meses más.

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