En poco más de un mes, el precio del petróleo ha subido alrededor de un 11% y el del oro un 14%. Movimientos tan rápidos e importantes en estas dos referencias tan relevantes no suceden porque sí. Normalmente, este comportamiento viene asociado a un aumento del riesgo geopolítico, y a la posibilidad de un conflicto bélico, que pudiera implicar a países productores de petróleo.
De acuerdo con las últimas informaciones, Irán se dispone a atacar a Israel en breve (posiblemente tras la finalización del ramadán), como represalia al reciente ataque israelí contra la embajada iraní en Damasco. De confirmarse, este ataque supondría la implicación de forma ya directa de Irán en el conflicto de Oriente Próximo, y supondría un importante y peligroso salto cualitativo del mismo.
Aquí en Europa, parece evidente que Ucrania —y tras ella las potencias occidentales— están perdiendo la guerra frente a Rusia o, cuando menos, no la están ganando, que a efectos prácticos viene a ser lo mismo: Putin plantó cara a la OTAN, y hoy se sabe más fuerte (la OTAN rehúye la confrontación directa y abierta con Rusia).
Y en medio de este polvorín en ebullición, ni en Europa ni en Estados Unidos tenemos políticos de la inteligencia y altura de miras que exigen estos tiempos y estos retos: y Putin y Xi Jinping, mucho más listos y curtidos, lo saben bien.
Y los mercados financieros también lo saben. De aquí que estos movimientos en la tectónica geopolítica les haga sentirse inseguros y nerviosos. De ahí también que le saquen brillo al oro…
Además, entre tanto seísmo, empiezan a tambalearse también las previsiones de bajadas de los tipos de interés que el mercado esperaba que la Reserva Federal estadounidense iniciara en el mes de junio: la economía norteamericana continúa mostrándose fuerte, y la inflación no termina de moderarse al ritmo necesario.
Para unos mercados que vienen descontando un escenario óptimo de cara a los próximos meses, sin apenas margen para posibles sorpresas negativas, este aumento de la incertidumbre, y su posible evolución en próximos días y semanas, podría alimentar la creciente debilidad mostrada tanto por las bolsas como los mercados de renta fija en las últimas jornadas.
Con todo, el exceso alcista que venían mostrando los índices bursátiles principales desde hacía semanas ha sido purgado ya en gran medida (el recorrido adicional a la baja en este sentido sería ya limitado, de en torno a un -2%). Sin embargo, está por ver si esto resulta suficiente para la formación de bases fiables desde la que retomar la tendencia alcista o si, por el contrario, en su habitual movimiento pendular, los mercados basculan ahora hacia el exceso bajista, concretándose en caídas más pronunciadas (de en torno a un -7% adicional, en este caso), antes de hacer suelo.
Félix González, socio director general, de Capitalia Familiar EAFN