El Master of Wine Tim Atkin ha ofrecido este lunes en el Palacio de Congresos y Exposiciones la conferencia inaugural del Duero Wine Fest 2024, que se celebra en Salamanca entre los días 15 y 16 de abril. Durante su charla, ha hablado del momento que atraviesan los vinos de Ribera del Duero, así como los retos que se deberán afrontar en los próximos años, con el cambio climático como cuestión principal, y destacando la variedad y la calidad como unas de las grandes ventajas de la región.
Salamanca acoge los días 15 y 16 de abril de 2024 la tercera edición del congreso internacional ‘Duero Wine Fest’, recogiendo así el testigo de sus dos antecesoras: Valladolid y Burgos. Promovido por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León, su objetivo es posicionar al Duero como uno de los ríos vitivinícolas más importantes del mundo.
En su conferencia ‘Presente y futuro de los vinos del Duero’, Tim Atkin ha repasado diferentes aspectos de los vinos de Ribera del Duero, destacando su amplia variedad y creciente calidad. Asimismo, reconocía que en la región no se debe tener miedo al cambio, así como a hacer autocrítica ya que, a su juicio, “si queremos que las cosas sigan como están, las cosas tienen que cambiar”.
Por un lado, Atkin insistía en la variedad de vinos existentes en la zona del Duero, debido a su “gran extensión”. En este sentido, recordaba que no hay el mismo clima ni el mismo tipo de suelo en las diferentes zonas, señalando que, “el terruño de Ribera del Duero es muy complejo (…) y puedes encontrar piedra caliza blanca en Peñafiel o barro rojo en Roa”, dado que “la cuenca del Duero se formó en diferentes etapas geológicas”.
Respecto al clima, apuntaba que la meseta castellana “es un lugar seco” en buena parte, y recordaba haber escuchado “una expresión que decía que aquí hay ‘nueve meses de invierno y tres de infierno’”. “La climatología tiene una importancia bastante grande”, proseguía, explicando que las cosechas se dividen en dos grupos: “cálidas o más frías”. En la misma línea, reconocía también que, “las cosechas de años que terminan en 3 (1983, 1993, 2003, 2013 y 2023) son malas, y las de años que terminan en 7, muy malas”.
Pasando a la uva, señalaba que la predominante es el tempranillo, una variedad que “florece y madura pronto”, y cuenta con “una acidez relativamente baja”, que hace que “en algunas bodegas tienen que añadir ácido tartárico”. Si bien, apuntaba que, “el tempranillo puede llegar muy lejos en Ribera del Duero”, y destacaba que “puede madurar en botella más de medio siglo”.
Por otro lado, frente a aquellos que “piensan que todos los Ribera saben igual”, Atkin considera que “no es así”. “La imagen es mucho más diversa, hay cientos de estilos. Ribera está haciendo de los vinos más interesantes, sobre todo en la gama alta”, recalcaba, indicando que, “en Ribera del Duero se hacen actualmente los mejores vinos de su historia”. En este sentido, asegura que, “Ribera del Duero tiene un número creciente de viñedos de alta categoría”, “hace vinos que envejecen mejor que los hechos en los 1990 y 2000”. “Ribera del Duero tiene que celebrar sus variedades”, zanjaba.
En lo referido al cambio climático, Atkin lamenta que este fenómeno “está alterando el status quo”, pero matizaba que, “en viñedo hay cosas que podemos hacer para evitar el cambio climático”. Entre ellas, señalaba algunas como evitar un arado excesivo, plantar árboles para que haya sombra, regar en años de falta de lluvias o plantar a cara norte o en mayor altitud. Finalmente, sobre los desafíos de cara a futuro, el experto considera que no se debe tener miedo al cambio, ni tampoco a hacer autocrítica. “Ribera del Duero tiene entre un 5%-10% de sus vinos entre los mejores de España, y un puñado entre los mejores del mundo. Si queremos que las cosas sigan como están las cosas tienen que cambiar”, concluía.
Fotos: Javier Pérez