[dropcap]C[/dropcap]uando yo era joven y el petróleo era caro, nos lanzaban discursos apocalípticos acerca del final casi inminente de los combustibles sólidos, de la necesidad de encontrar fuentes alternativas (nucleares, claro), de probar cosas, de marcharnos a Marte. Cuando China empezó a despegar, nos lanzaron más discursos terribles apostando a que el fuerte crecimiento de su demanda acabaría con el combustible, tendríamos que conducir coches solares lentos como tortugas, o abastecidos con aceite de cactus, o los troncomóviles de los Picapiedra.
Han pasado los años, y de hecho se encontraron fuentes alternativas mucho menos rentables como negocio que las nucleares, y tuvieron tanto éxito que ya están siendo abandonadas (porque no dan dinero, sino que lo ahorran), China ya ha despegado y en pleno imperio de su economía resulta que nadamos en un mar de petróleo de tal envergadura que han caído los precios. Nos decían que el precio de los combustibles era el responsable de todas las crisis, y ahora las bolsas caen porque los combustibles ya no valen nada, y eso va a ser el responsable de la siguiente, y si no qué más da, ya encontraremos algo.
Solían contarnos que la economía servía únicamente para explicar el pasado. No era cierto. En realidad, es una de las bellas artes. Cuenta cuentos para entretener a los niños. Para que crezcan teniendo miedo. Acuérdese de lo que le digo. Dentro de poco volverán a decirnos que se avecina una crisis mundial por falta de crudo. Mándelos a todos a hacer puñetas.
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