Salamanca acoge cada año a varios miles de estudiantes extranjeros que acuden a la capital charra para aprender o mejorar su nivel de español. De ellos, muchos escogen la opción de quedarse en casa de una familia de acogida, de las que hay alrededor de cuatro centenares en la ciudad. Durante su estancia, el patrimonio salmantino y el estilo de vida son dos de las cosas que más les llaman la atención, mientras que la tortilla de patata es el plato que más triunfa.
A lo largo del año 2023, más de 30.000 estudiantes extranjeros pasaron por Salamanca para aprender nuestro idioma. La ciudad cuenta con varias escuelas de español que, junto a los propios cursos, ofrecen a sus usuarios otros servicios, como la gestión del alojamiento durante su estancia en la ciudad.
Una de las opciones para los estudiantes consiste en alojarse en casa de alguna de las familias de acogida, y que Miguel Ángel Benito, presidente de la Asociación de Escuelas de Español de Castilla y León (Aeecyl) y director del Colegio Delibes de Salamanca, cifra en “alrededor de 400” en la capital charra.
En esos casos señala que “hay muchos tipos de estancias, aunque la media en Salamanca está en dos semanas y media. Pero también hay quienes están una semana, un año, 40 semanas, estudiantes en verano que están 4-6 semanas…”.
Respecto al precio, “la media de pago está en unos 20-25€ por persona y día, en el caso de una familia con habitaciones dobles y pensión completa”, aunque “esto depende de cada tipo de estancia, de las exigencias de los propios estudiantes o de cada escuela”. Benito precisa que “habrá escuelas que paguen a las familias lo mismo que cobran a los estudiantes y otras que no, porque tienen que obtener un beneficio sobre la gestión. Pero eso depende de cada caso”.
Una vez en las casas de las familias, estas deberán dar a sus huéspedes “lo que se haya estipulado previamente, porque hay estancias con pensión completa, con media pensión, etc.”. El presidente de Fedele CyL insiste en que “cuando se hace una reserva, se traslada a la familia qué es lo que ha pedido el estudiante: si ha pedido habitación individual o doble, si tiene algún tipo de alergias, si ha solicitado media pensión o pensión completa… Una vez que tiene la información, la familia nos confirma si puede o no puede aceptarlo”.
Requisitos
Los requisitos que deben cumplir las familias de acogida también “dependen de cada escuela” porque “no hay una norma establecida para aceptar estudiantes”. “Las condiciones normales son que la familia viva en una zona céntrica o semicéntrica (a unos 20 minutos de la Plaza Mayor como máximo), que tengan una o dos habitaciones libres, un par de baños, que haya buena limpieza en la casa o que la familia sea acogedora”.
Pasando a los estudiantes, Benito explica que “en torno al 60% son chicas y el 40% son chicos”, que proceden “fundamentalmente de países europeos, en torno a un 70%. Mientras que el 30% restante se divide entre norteamericanos, orientales (Medio y Extremo Oriente) y algunos brasileños, aunque no demasiados”. Además, “cada vez vienen más estudiantes adolescentes de instituto, de entre 15 y 18 años. Aunque también vienen estudiantes universitarios y adultos”.
Sobre su comportamiento, explica que, “en general se portan bien” y “no hay diferencia entre chicos y chicas”, al igual que, “tampoco la hay por cuestión de nacionalidad”. “Hay que pensar que vienen a una ciudad estudiantil y que pagan por realizar un curso. Con lo cual, el general de ellos intenta aprovechar y su comportamiento es correcto porque así lo marcan las reglas”, remarca. Ante la posibilidad de devolver a un estudiante por mal comportamiento, Benito señala que “lo normal es que sean personas educadas, que actúen con decoro y que respeten las reglas de la casa, dado que cada familia es distinta”.
Lo que más les gusta
En cuanto a sus gustos, la tortilla de patata y la paella son los dos platos estrella que triunfan entre los extranjeros. Asimismo, “lo que más les llama la atención es nuestra forma de vida, en general, y en el caso concreto de Salamanca, su patrimonio envidiable”. “Para un estudiante extranjero le parece raro comer a las 14:30 horas, porque en la mayoría de los países comen a las 12:00 horas. Pero bueno, luego se adaptan muy bien, les encanta nuestra gastronomía, nuestros horarios y nuestra forma de vida”, expone.
Por último, el presidente de Fedele CyL asegura que estos estudiantes “interactúan con las familias” durante su estancia, puesto que, “vienen para aprender o mejorar nuestra lengua, y los que elijen las familias lo hacen precisamente para interactuar con ellas y seguir practicando fuera del aula”.
“Hay muchos estudiantes que repiten visita, y estudiantes que recomiendan a otros. El mejor marketing de Salamanca y de las escuelas es el propio estudiante que viene y que vuelve encantado, porque se convierte de alguna forma en un embajador de nuestra cultura, de nuestra ciudad y de nuestra lengua”, concluye.