Los hospitales son lugares fríos e inhóspitos que parecieran no tener alma ni espacio para los sentimientos y, sin embargo, su aspecto influye considerablemente en el estado psicológico y fisiológico de los pacientes. En general se perciben como entornos ‘poco amigables’ que pueden producir sensaciones como aprensión, agotamiento, ansiedad, fragilidad, o estrés. No hay que olvidar que el entorno físico percibido a través de los sentidos interacciona con el estado anímico y especialmente en los estados de incertidumbre.
Los hospitales tienen un diseño y una estética práctica centrada en la higiene, predominando el color blanco en techos y paredes, que introducen colores suaves como el azul, el verde y el gris claro en determinadas zonas para romper la monotonía visual. El color es importante: los colores cálidos crean un ambiente tranquilo y cómodo para los pacientes; los colores pueden estimular, excitar, deprimir, tranquilizar, aumentar el apetito e incluso crear una sensación de calor o frescor.
Existen espacios con configuración propia diferenciados por sus funciones: por ejemplo, quirófanos y unidades de cuidados intensivos en los que las torres de aparatos tecnológicos resultan abrumadoras. Estos espacios suelen estar pintados de colores azul o verde suave para transmitir serenidad. Los azules y verdes evocan sentimientos de limpieza, amplitud, felicidad y descanso.
Otros espacios se decoran en función de aquellos a quienes están destinados; por ejemplo, los espacios de pediatría decorados con dibujos en paredes, mobiliario y hasta en el uniforme de sus profesionales. Los pasillos del hospital infantil del Niño Jesús están decorados con árboles, plantas, mariposas y pájaros que imitan espacios de la Rosaleda o el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, situado al otro lado de la calle y pareciera que el parque penetra en el hospital. Al caminar por sus pasillos los niños pueden ver nubes y árboles.
Profesionales y pacientes nos movemos por habitaciones, salas y pasillos con el campo visual habitual desde la posición en pie, pero existe otra perspectiva visual a la que no estamos acostumbrados y que solo percibimos cuando, como pacientes, nos desplazan en una cama a través de un pasillo para llevarnos de un lugar a otro del hospital: desde nuestra habitación a cualquiera otro espacio cuyos servicios precisemos en el proceso diagnóstico o terapéutico por el que hemos ingresado.
En ese viaje a lo desconocido que tiene lugar sobre una cama a través de largos pasillos se pierde la visual vertical que citaba anteriormente y solo podemos ver el techo de espacios por donde nos llevan y traen, techos todos iguales de color blanco, en los que únicamente rompen su monotonía el desfile incesante de luces y sistemas de ventilación, que parecen avanzar hacia atrás a la vez que tu cama se mueve hacia adelante. Se atraviesan pasillos y puertas que dan acceso a otros espacios y la visual del techo siempre es igual.
Esta forma de moverse, o mejor, que nos mueven, no solo altera nuestra visión del hospital sino también el resto de las percepciones que produce estar tumbados en una camilla en movimiento con la visión continuada del techo. Posiblemente, los pasillos sean los espacios menos humanizados del hospital y donde nos sentimos más vulnerables, yo al menos así lo he sentido.
El diseño de los hospitales modernos tiene mucho que ver con la humanización. Pocas veces se ha pensado en los techos, aunque ya existen hospitales, especialmente los infantiles, que decoran también los techos con imágenes relajantes de nubes y pájaros de colores visibles para evitar el vacío visual que intimida más de lo que pudiera parecer a primera vista.
Miguel Barrueco. Médico y profesor universitario
4 comentarios en «Los pasillos del hospital»
Bueno pues para pintar los techos se me ocurre que se le podía dar una oportunidad a los que pitan esos murales en la calle algunos muy bonitos no hace falta que sean Miguel Ángel pero ahí pintores de la calle que hacen cosas muy bonitas si se les pone unos andamios y se les deja pintar los techos que ellos lo que andan buscando paredes blancas seguro que más de uno se apuntaba voluntario solamente para que la gente aprecie sus pinturas
Las ventanas de las habitaciones no están pensadas para ver el paisaje exterior, ni mucho menos el horizonte ni el cielo ni las nubes. La solución es difícil, sobre todo si ni siquiera se lo plantearon los arquitectos. En este sentido el Virgen Vega y Los Montalbos dan mil vueltas al nuevo hospital.
Cuando vas en camilla al quirofano o hacer una prueba, estaría bien que hubiese en el techo pinturas para alegrar al paciente . Y No el techo blanco.
Cuando vas en camilla al quirofano o hacer una prueba, estaría bien que hubiese en el techo pinturas para alegrar al paciente . Y No el techo blanco.