Generosa, natural, espontánea, cariñosa, graciosa, inteligente y agradecida. Calificativos que podrían ser el tercer apellido de Anihoa Arteta Ibarrolaburul. Rebosó profesionalidad durante el recital que ofreció en Salamanca, donde homenajeó a los grandes compositores españoles Granados, Falla, Mompou,.. y la sorpresa llegó con uno francés.
Ainhoa Arteta se mostró generosa con el público salmantino al que invitó desde el minuto uno a que disfrutaran. Nada más subirse al escenario regaló que Salamanca era una ciudad preciosa y que su Universidad había contribuido a la formación de grandes hombres que con su conocimiento cambiaron la historia.
Natural, como el pan en la mesa, así se presentó la soprano vasca al compartir que se había equivocado de zapatos y andaba por el escenario como un pato mareado. Lleva tantas tablas a sus espaldas que el escenario para ella debe ser como el salón de su casa. Lo llena con su voz suspendida en el aire, con su elegancia natural, con la elección de los vestidos que luce en la actuación, en este caso uno blanco y otro rojo, ambos con ‘alas’ porque vuela y hace volar a los espectadores durante las dos horas de actuación.
Ha pisado los teatros más importantes del mundo, donde le ha dado la réplica a los más grandes, lejos de la imagen que se puede tener de una diva, Arteta es espontánea y divertida. Al no tener programa de mano, ella fue contando lo que iba a ir interprendo. En un momento dado, se le olvidó el nombre de un director de orquesta con el que había trabajado. “Últimamente, solo retengo líquidos”. Lo que hizo que el patio de butacas soltara una gran carcajada.
Las muestras de cariño fueron una constante durante el recital. Mostró su respeto a Salamanca, al público, al que hizo que se agrupara en el centro del patio de butacas durante uno de los intermedios “estamos en pêtit comité, así que juntémonos”. Así lo hicimos.
Fue una pena que no rebosara el Palacio de Congresos, porque no todos los días se tiene la oportunidad de ver a una de las grandes de la lírica en Salamanca.
Problemas con la venta de entradas
Muchos de los presentes se sorprendieron al ver que el auditorio estaba vacío, habiendo tenido dificultades para adquirir la entrada. Comentaron que al comprar las entradas, en una de las plataformas, solo le daba opción a partir de la fila 14 y con muy pocos asientos libres, laterales y primeras filas estaban vendidos o era imposible comprar la entrada.
Eso sí, el público que acudió se entregó en cuerpo, alma y palmas. Aplausos, muestras de cariño, el público levantado para agradecerle el espectáculo y ella también. “Si seguís aplaudiendo, no me voy en toda la noche”.
Culta, desgranó y explicó las canciones que iba cantando, ofreciendo su visión sobre las obras y los autores. Cantó en castellano, catalán, vasco, francés e italiano. Lamentó que Falla hubiera quemado muchas de sus obras. “Los artistas, entre los que me incluyo, a veces no estamos seguros de nosotros mismo y nos mostramos destructivos”.
Expuso con naturalidad que le faltaba una parte de uno de sus dedos, pero que se podía vivir, que nunca te cuentan qué pasa después del ‘comieron perdices’ o que los hijos a determinada edad son muy “aborrodescentes”.
Y, por supuesto, cariñosa y agradecida. Allí, en primera fila viendo cómo su niña desplegaba todo su arte, porque tiene que ser dificilísimo convertir el cante jondo, las bulerías, las jotas o la canción popular en lírico y Ainhoa Arteta lo logra y lo disfruta. Pues sí, viéndola en Salamanca estaba Feli, la mujer de Tamames que llegó a su casa con 14 años y se convirtió en una segunda madre para Ainhoa y su hermano. “En verano veníamos a Tamames a ‘secarnos’. Gracias. Es un regalo especial el que me hace Salamanca, porque así puedo homenajear en su tierra a mi familia de Tamames, porque Feli es familia”. Tanto es así, que desde el escenario, le susurró: «Te quiero».
Todo esto lo comentó después de haberse descalzado, bajado al patio de butacas y caminar entre el público cantando el aria La Habanera de la ópera de Carmen, de Bizet.
En una palabra: Impresionante.
El patio de butacas rio, aplaudió, algún espontáneo cantó, sonrió y se emocionó al ver cómo Ainhoa Arteta se fundía en un abrazo con su Feli.
No acabaron aquí las emociones. Llegó Babbino caro y después Tarántula... donde demostró sus dotes teatrales. Un espectáculo de mujer.
Mas aplausos.
P.D. Todo a viva voz, sin micrófono.
Fotografía. Pablo de la Peña.
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3 comentarios en «“Gracias Salamanca por permitirme homenajear a Feli”»
Ainhoa es una de las grandes de la lírica de este España y del mundo. Ha triunfado dentro y fuera y solo pediría que este país de fantasmas actuales,se involucren más en ayudar a la cultura de » verdad» y no solo en la mediocridad de un cine patético que no aporta nada. Chiqui
Se ha dado muy poca publicidad a éste concierto. Una gran diva en Salamanca y ni lo sabemos. Me hubiese gustado mucho ir a verla si me hubiese enterado. Una pena.
Me hubiera gustado mucho haberme enterado de éste concierto para tener la oportunidad de escuchar a una soprano tan maravillosa como Ainhoa Arteta.