Chema de la Peña, productor salmantino del documental Marisol. Llámame Pepa, dirigido por Blanca Torres, cuenta la vida de la cantante y actriz Pepa Flores, y lo trae a su ciudad. Lo presenta en Salamanca el 11 de mayo en los cines Van Dyck.
La admiración de Chema de la Peña se transmite durante toda la conversación. Primero, por aquello de la edad, admiró a Marisol y ahora siente debilidad por Pepa Flores. Un ícono de todos.
Chema, ¿la vida es una tómbola?
En el caso de Marisol, sí. Ella era una niña muy humilde en una barriada pobre de Málaga. La descubrió un productor que estaba buscando una ‘niña prodigio’ para lanzarla y a los 10 años le cambió la vida. La llevaron a Madrid y la convirtieron en una estrella a nivel mundial. En el caso de Marisol se cumple a raja tabla que la vida es una tómbola. A veces te toca un premio y a veces una desgracia.
O las dos cosas.
Sí. Las dos al mismo tiempo, porque a veces van juntas.
¿El ser ‘niña prodigio’ le pasó factura?
Una muy brutal. Ella considera que le robaron su infancia. Una de las declaraciones que dice es que cuando los niños venían a pedirle autógrafos o fotografías… lo que deseaba era ser como ellos. Llegar a su casa y que su madre le preparara la merienda, ir al colegio… Ella considera que su infancia fue robada. Hablamos de finales de los años 50.
¿Cómo fue su vida?
La sometieron a un trabajo brutal. Hoy en día, al productor lo hubieran metido en la cárcel. Daba conciertos, rodaba películas, concedía entrevista, viajaba,… Era una máquina de hacer dinero. No había control de ninguna clase. A esta niña la tuvieron esclavizada hasta que pudo escapar.
¿Por qué no podía?
Porque había firmado un contrato. Además, Marisol –Pepa Flores- sabía que su familia dependía de ella. ¡Esto es muy heavy! Que con 10 años sepas que tus padres y hermanos dependen de ti…
Esclava en una jaula de oro.
En teoría Marisol se convirtió en un ícono para toda la generación baby boom de los años sesenta. Era pizpireta, graciosa, guapa,.. fue un chorro de aire fresco en medio del Franquismo. Además, todos los niños prodigios que había habido hasta la fecha, Pablito Calvo o Joselito, eran niños. Marisol era una niña rubia, con ojos azules,.. En este sentido, era normal que fuera un ícono.
Creo que era más que un ícono.
Quizá, porque para la sociedad, ella aglutina como un deseo común o un cambio muy grande. Pero, tiene el otro lado, giras interminables, no solo en España en todo el mundo, Estados Unidos, Sudamérica,… Ella considera que fue un secuestro.
¿Cuántas cabriolas ha tenido que hacer para conseguir que hable?
No nos ha hablado. (Risas)
Sigue siendo fiel a sus principios.
Sí. De hecho, es parte de su atractivo, que en el mundo de hoy día que todo está en las redes, en la imagen, en el ego,.. una persona que sigue teniendo a su alcance la fama, el dinero, el reconocimiento,… lo rechace de plano. Genera mucha atracción y curiosidad al mismo tiempo.
¿Cuándo plantearon el documental sabían que no iba a hablar?
Sí. Conozco a su hija, María Estévez, hablamos con ella y con su entorno, pero sí conseguimos que estuviera al tanto.
¿Cómo?
A través de su marido, que desgraciadamente falleció mientras estábamos trabajando. Él e intermediarios cercanos nos iban diciendo a quién teníamos que ir entrevistando.
De alguna manera les fue indicando quién podía hablar de ella.
Sí. Cuando fuimos a presentarlo al Festival de Málaga, ella no vino, lo hizo su hermana Vicky, que sí que sale en el documental, sabemos que lo ha visto y nos dejó un mensaje precioso.
Comparta lo que pueda de ese mensaje.
Que le ha gustado mucho, que no se reconoce en esa niña, que ya no sé. También nos dice que ha visto mucho respeto en el trabajo. Por todo ello, nos sentimos muy agradecido.
¿Estando con ella el mundo es maravilloso, más real?
Puede ser. Cuando a principio de los setenta pudo salir de ese ‘secuestro’, pudo deshacer el contrato y lograr su libertad, ella lo dice, que no sabía ni quién era. Me habían puesto ahí con un rol. Durante la década de los setenta se estuvo redescubriendo, conoció a Antonio Gades, padre de sus hijas, y se vuelve comunista, porque jamás olvidó de dónde vino, de su origen humilde, de pequeña vivía en una corrala que no tenían ni agua, ni luz.
De alguna manera volvió al lugar de donde salió.
Eso es. Ella conectó con esa infancia, la que dejó al marcharse a los 10 años, que era su verdadero ser, donde ella era Pepa, no Marisol. A partir de aquí, siguió trabajando, pero era ella la que seleccionaba las películas, los proyectos,…
¿Cuándo dijo que se acabó?
En 1985 se retiró, porque realmente lo que quería era tener una vida normal, ajena a todo este mundo de la fama, canción, cine,.. Lo consiguió. Es lo que ha hecho hasta ahora. En Málaga la respetan.
Se lo habrá ganado.
¡Claro! Sus paisanos le tienen mucho respeto porque es una persona digna y consideran que tiene su derecho.
¿Cómo de contento tienen ustedes el corazón?
(Risas) Ahora estamos muy contentos.
¿Ahora?
Sí, ahora. Durante el proyecto fue otra cosa. Estábamos preparando un documental, en el que sabíamos que la persona no iba a hablar, no va a salir,… Eso es un reto. De alguna manera estábamos yendo contra su propia voluntad, pero al mismo tiempo queríamos reflejar, porque es cierto que todo lo que se había hecho hasta la fecha sobre Pepa tenía un carácter muy amarillista, sensacionalista y no se profundizaba en la raíz de su verdad, donde se entraba más en los aspectos emocionales y personales, que en los profesionales.
¡Vaya reto porque van unidas!
Lo que hicimos fue hacer un documental sobre Marisol y Pepa, que siente las bases de lo que ella ha vivido y lo que ella es. En todo ese camino, sí que teníamos el miedo de si le iba a gustar o no. En medio del proceso se murió Massimo Stecchini, el marido de Pepa. Nos quedamos hechos polvo.
Así que… ¿Cuándo tuvieron el corazón contento?
Cuando lo vio y nos envió el mensaje de que estaba contenta. Al final hemos podido descansar.
¿Qué nos va a sorprender de Pepa Flores?
No va a haber ningún descubrimiento, ni detalle que nadie conociera, pero al tener una visión global de lo que ha sido su vida personal y profesional, al ver su punto de vista, sus giros. Por un lado, si eres de la generación baby boom te reconoces, porque es como ver la España de los últimos 50 años.
Explíquese.
En los años sesenta fue un ícono del Franquismo; en los setenta rompió todos los pronósticos con la famosa portada de Interviu donde salió desnuda, que se explica muy bien en el documental de cómo se gestó y se convirtió en una especie de ícono de los nuevos tiempos de la Transición. A finales de los setenta reivindicó el feminismo. Sacó un disco, que no es muy conocido, Galería de perpetuas, donde hace canciones sobre la prostitución, el deseo femenino, la igualdad de sexos en el matrimonio,… ha sido un ícono para muchas generaciones y, a la vez, muy trasversal, porque las personas que quieren a Marisol o a Pepa Flores no es de izquierda, ni de derechas, porque siempre va a haber una parte de cada uno que conecta con ella, que la considera suya. Eso es lo que hace que se convierta en un ícono.
1 comentario en «Marisol y Pepa Flores, vistas por un salmantino»
Jajajaja y como se lo paso jajajaja ??? ella misma dijo que había vivido más de dos vidas en una,el bailarin la volvió a manipular,y está vez para su beneficio y cuatro o cinco amores conocidos ,vamos un drama.ah y le puso los cuernos a su esposo con serrat