Jesús Izcaray vuelve a casa

Hay personas que se cruzan en tu vida y se quedan para siempre. Eso es lo que le ocurrió a Josefa Báez, autora de Jesús Izcaray. La escritura como liberación, con Jesús Izcaray, el periodista y escritor bejarano.

En palabras de José Antonio Sánchez Paso, Báez lleva a Izcaray en la chepa desde hace más de treinta años. Los que van desde que le propusieron hacer la tesis doctoral sobre este personaje y la presentación de la biografía del bejarano que dio el primer pregón de la Virgen del Castañar en la era democrática desde el balcón del Ayuntamiento de Béjar, su ciudad natal.

A Izcaray lo definieron en la presentación de su biografía como bajito, regordete, gran conversador, mujeriego, amable,.. “Todo está demostrado, pero me encontré con sorpresas al investigar, porque a lo largo de su vida reveló muy poco de su propia intimidad”, explica Josefa Báez, autora de Jesús Izcaray. La escritura como liberación, en la presentación que tuvo lugar en el Centro Documental de la Memoria Histórica.

La intimidad a la que se refiere la autora está ligada a la madre de Jesús Izcaray. Hijo de madre soltera, Petra ‘La Bolletera’, porque vendía bollos, con la que apenas convivió, pero siempre reclamó y buscó. Sus primeros años de vida los pasó en Béjar, pero lejos de su madre, después marchó a Madrid donde mostró su rebeldía, por lo que decidieron enviarlo a Burgos. No terminó los estudios de Secundaria, pero fue un lector voraz.

La ausencia de su madre fue una constante durante toda la vida. Tanto es así, que cuando regresó a Béjar y supo de la existencia de un hermano, Adolfo Izcaray, asesinado por los falangistas al principio de la Guerra, le dedicó parte del pregón por las fiestas patronales que lo devolvió a su ciudad natal.

Fue periodista en medios políticos, como Mundo Obrero, su pluma contó las batallas a las que se enfrentaron sus compañeros comunistas y de izquierdas y siguió escribiendo en el exilio, en México y París.

El libro que relata la vida y obra de Jesús Izcaray es un encargo que le hizo el Centro de Estudios Bejarano a Josefa Báez. La presidenta del centro, Josefa Montero, explicó que tuvieron muy claro quién escribiría la historia de Jesús Izcaray. “Pepa se lo tomó muy en serio. Ha investigado mucho sobre su vida, ambiente, personalidad y profesionalidad. Este libro es el testimonio de personas que compartieron la vida con Jesús Izcaray”, explica Josefa Montero.

Por ello, esta biografía no es una retahíla de datos y lugares. “Creo que la clave de Jesús es que él llevo esa doble herida, de la orfandad, no porque sea expósito y que le limiten la información, y el vacío afectivo de la madre. Tuvo el síndrome de la madre ausente”, explica la autora.

Quizá Jesús Izcaray encontró ese amparo o refugio en las convicciones políticas, a la izquierda del socialismo, donde trabajó en numerosas publicaciones, donde conoció a numerosos comunistas como Carrillo, Federico Melchor, Marcos Ana,.. “La investigación ha sido apasionante con viajes, anécdotas, personajes,… “, relató la autora.

Entre los detalles que hablan de la personalidad de Izcaray es que le gustaba pasear por las ciudades de noche y solo.

En cuanto a lo profesional, Jesús Izcaray hizo lo que siempre quiso hacer: escribir que era su ideal. “Una escritura que lo descarga de esa oquedad de la orfandad que no se desquitó en toda la vida. Él quería escribir novelas, muy real socialista, por lo que fue criticado. Es una obra teñida de militancia. No es la prosa de Francisco Ayala o Sender, es evocadora, porque se basa en la imagen, pero es que solo tiene estudios primarios. Leyó mucho, todo lo que caía en sus manos”, matizó Josefa Báez.

Antes de terminar la presentación, Báez hizo una petición. “Necesitamos darnos el gozo de conocer a los exiliados. Hay que seguir con la tarea de recuperar a los exiliados, víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. Tenemos derecho a conocer a los españoles que no estuvieron en España. Izcaray es uno de aquellos 500.000 mil que se fueron”, concluyó.