La Conferencia Episcopal ha roto su silencio y ha emitido un comunicado pronunciándose sobre la polémica de las monjas clarisas de Belorado. En su escrito, los obispos españoles han cargado contra las religiosas, asegurando que se trata de una “declaración de ruptura con la Iglesia” y sin descartar que estas monjas hayan actuado manipuladas.
Cuatro días después de que las monjas clarisas de Belorado lanzasen su declaración de cisma, acusando de “hereje” y “usurpador” al Papa Francisco y a los obispos nombrados desde el Concilio Vaticano II, la Conferencia Episcopal ha emitido un comunicado en el que lamenta “profundamente la declaración de ruptura de la comunión con la Iglesia católica contenida en la carta de la abadesa”.
Los obispos españoles recuerdan a las monjas rebeldes que su postura coincide con la de los “sedevacantistas” y con “un grupo que es considerado una secta”, liderado por el obispo hereje Pablo de Rojas, excomulgado en 2019. También reprochan su “tono ofensivo y recriminatorio”, al tiempo que se muestran extrañados por el modo de proceder de las clarisas, “abundando en expresiones confusas que parecen fruto de engaños”.
“Consideramos que los motivos de descontento aducidos en la mencionada carta tienen vías de solución distintas de la determinación que en ella se expresa y no encontramos relación proporcionada entre las causas expuestas y la conclusión a la que se llega”, prosiguen los obispos, pidiendo que cada una de las religiosas exponga su postura para comprobar si la decisión cismática es unánime y no se han producido coacciones.
Pese a la primera toma de postura por parte de la Conferencia Episcopal, los obispos han evitado pronunciarse sobre la que parece ser la verdadera cuestión detrás del cisma: el tema económico y la compraventa de conventos.
Por su parte, el obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha explicado en la televisión autonómica EITB que le parece “muy extraño” todo lo relacionado con esta polémica, sugiriendo que las religiosas podrían estar siendo “manipuladas”. “Yo no sé si las monjas que están allí en el convento, algunas con bastante edad, tienen conciencia de que efectivamente se ha dado este paso, y personas que han vivido con la doctrina, con la tradición, con los papas de la Iglesia católica durante mucho tiempo, resulta que de pronto con ochenta años hayan decidido que efectivamente dejan la Iglesia”.