El Ministerio de Sanidad, dentro de su plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos de temperaturas sobre la salud, pondrá en marcha un mapa de referencia a partir del próximo 3 de junio en el que se alertará de los episodios de calor en cada territorio. Si bien, este mapa ha mostrado algunos contrastes significativos entre lugares de una misma comunidad autónoma, con diferencias de hasta 10 grados en las temperaturas que se consideran de alto riesgo en cada uno de ellos.
A pesar de que las diferencias de temperaturas son evidentes entre el norte y el sur del país, lo que llama la atención son los elevados contrastes de los umbrales de riesgo máximos entre zonas de una misma comunidad autónoma. En el caso de España, el umbral más elevado es el de la campiña cordobesa (40,4°C), mientras que el más bajo se registra en los litorales occidentales y orientales asturianos (23,9°C). De esta manera, la diferencia entre las temperaturas que se consideran de alto riesgo en un lugar y en otro es de 16,5°C.
Por comunidades autónomas, Castilla y León es la segunda con mayor contraste (9,7°C), teniendo en cuenta los 38,2°C del sur de Ávila y los 28,5°C de la cordillera cantábrica de Palencia. En primer lugar, se sitúa Galicia, con los 37,5°C del Miño de Ourense y los 25,5°C de A Mariña (Lugo), lo que supone una diferencia de 12°C. El tercer mayor contraste (8,3°C) lo registra Andalucía, con los 40,4°C de la campiña cordobesa y los 32,1°C en Sol y Guadalhorce (Málaga).
En el extremo contrario, la región con menor contraste es la Comunidad de Madrid, con 35,9°C en el Área Metropolitana y el Corredor del Henares, y los 34,1°C de la Sierra, lo que supone una diferencia de 1,8°C. Tras ella, los otros dos territorios con menor contraste son La Rioja (2,3°C de diferencia) y Extremadura (3,4°C de diferencia).
Finalmente, a la hora de establecer los criterios del plan de Sanidad, se centró la atención en las personas vulnerables, así como en factores ambientales, laborales y sociales, como los ciudadanos que viven solos, sin hogar o en condiciones económicas desfavorables, la exposición al calor por motivos de trabajo, la contaminación ambiental o la adaptación de los habitantes al clima de su zona.
Todo ello “explica que el efecto de los extremos térmicos no dependa de valores absolutos, sino de que nos encontremos, o no, dentro del intervalo de normalidad de las temperaturas en cierto lugar”, se aclara en el documento del Ministerio.
