Hace una semana hubo un reventón en la calle Pozo Amarillo. Ocurrió alrededor de las 10.00 horas, ocasionando trastornos para hosteleros y comerciantes, porque además de tener cortada el agua, fue tal el ruido de la retroexcavadora que era casi imposible atender a los clientes, confiesan los empresarios.
Este sábado, la avería está reparada, pero quedan las huellas. «Parecemos una calle de segunda y estamos al lado de la Plaza Mayor», se quejan.
Las vallas y el socavón son visibles en toda la calle de Pozo Amarillo, sin milagro a la vista, esperan una solución y un empujón. «La calle Toro está en permanente estado de revista y de obra, porque siempre están reparando baldosas, pero esta calle, que es paralela, ni la miran», se lamentan.