“El poderoso no sale”

El escritor Tony Gratacós presenta 'Todos sabrán mi nombre', donde retrata a un ilustre alumno de la Universidad de Salamanca: Hernán Cortés
Tony Gratacós, autor de 'Todos sabrán mi nombre'.

Vino a Salamanca a hablar de su último libro, Todos sabrán mi nombre, y con esa excusa, la charla derivó hacía el poder, el poder en mayúsculas y las sobras alargadas que hay detrás. También hablamos de Hernán Cortés, protagonista del último libro de Tony Gratacós, Todos sabrán mi nombre.

Por curiosidad. ¿Los poderosos tienen más brillo o más opacidad?
Más opacidad, porque tienen los recursos para pasar desapercibidos. Cuando me documenté para Elcano y después para Hernán Cortés, me salió una figura, Francisco de los Cobos, era el secretario personal de emperador Carlos V. Venía de Úbeda. Era un hidalgo. De hecho, cuando escribí Todos sabrán mi nombre busqué algún estudio o biografía sobre este personaje. No hay nada. Ningún historiador ha podido entrar en su vida y tenía muchísimo poder. Era el que firmaba todos los decretos del emperador Carlos I y V de Alemania.

O sea, son opacos.
¡Y tanto que lo son! El poderoso no sale, es increíble.

¿Cuánto miedo da la cara oculta de algunas personas influyentes?
No lo sé, porque no se conocen quiénes son esos personajes.

Pero, la cara oculta debe de ser terrible.
Sí. Da miedo por el desconocimiento. Siempre me han gustado las personas que sabía si le caía bien o mal, no esas que eran como medias tintas, que por un lado te decían una cosa y luego hacían otra.

Explíquese.
Trabajé una época en un canal de televisión anglosajón, cuando iba a Londres, lo pasaba mal. Me llevaba muy mal con los ingleses, porque decía lo que pensaba y ellos no lo hacen nunca. Es más, dicen generalmente lo contrario a lo que piensan, pero se supone que tienes que comprender lo que cavilan.

En cambio, los ingleses no tienen ningún pudor en decir cuánto ganan.
Tienen una educación económica pura.

Volvamos a los poderosos…
Muchas veces, el desconocimiento es lo que te genera la inseguridad. El no saber hasta donde llega la sombra de ese poderoso. Eso es lo que te da miedo. Muchas veces la sombra de esas personas es muy alargada, pero el tío no tiene que ser malo, simplemente tiene poder.

¿Cree que si fueran un poquito buenos estarían en esos puestos?
Yaaaa. Un poquito…. Se necesita tener una pasta especial para estar ahí arriba. Pero, sin matar a nadie. (Risas)

No, con pocos escrúpulos.
Quizá, pero es por las decisiones que tienen que tomar… Es posible, que si las tuviéramos que tomar nosotros, haríamos lo mismo.

Es posible.
Seguro. En Todos sabrán mi nombre, el malo de turno le dice: ‘Al final del día me necesitáis, porque alguien tiene que tomar las decisiones’.

¿Si conociéramos su ‘kriptonita’ nos producirían ternura?
Sí. Todo el mundo tiene su humanidad. Al menos yo lo intento reflejar en los personajes. Le cojo cariño a todos los personajes, aunque sean malos.

Es su ‘padre’.
(Risas) Sí y les doy más luz para que se vean, que tienen sus razones para obrar así.

Cuéntenos alguna de las razonas para que el malo, malísimo, obra de esa manera tan cruel.
Puede ser porque no haya tenido las oportunidades que se le han brindado a otras personas y piensa que tiene que aprovecharse de ellas. Sé que están mal, quizá yo no lo haría. Pero, en el caso de Francisco de los Cobos fue adoptado por un noble, él no era nadie y se dio cuenta que en este país solo tenías influencia si medrabas con los nobles. Y se dijo: ‘Si hay que medrar, medro’.

Fue más noble que los nobles.
Efectivamente.

Usted se mete en la máquina del tiempo y sus personajes deambulan por la América y la España de hace 500 años en Todos sabrán mi nombre, donde ya existían bulos. ¿Por qué son más veloces que la luz?
Hace 500 años había bulos, pero creo que ahora hay más que nunca.

No le he preguntado eso.
Ya. Antes era más fácil el bulo porque conocer o acceder a la información era muy complicado. No porque nadie la ocultase, es que ni siquiera hacía falta hacerlo. Si algo ocurría en Madrid, cómo lo ibas a saber al otro lado del Océano.

Pero, alguien sí lo sabía.
Claro. Quién sabía leer, quién tenía los amigos que le podían facilitar la información… tenía mayor acceso a crear los bulos. Podían jugar al bulo por el desconocimiento.

Tony Gratacós, autor de ‘Todos sabrán mi nombre’.

Bien. Me está diciendo que ahora hay más bulo, ¿no será por la falta de información?
Ahora tenemos demasiada información y no sabemos quién la da. Esto es como cuando vas a un supermercado en Estados Unidos y tienes que elegir el cereal que vas a comer y al tener cincuenta, no compras, porque no sabes cual llevarte. (Risas) Ahora tenemos tantas versiones de una cosa, que es muy difícil acceder a la fuente de la verdad. ¿No crees?
Creo que no, que si buscas encuentras la fuente que ha dicho tal o cual cosa.
Sí, pero te hace trabajar.
Es el peaje para estar bien informado.
Lo otro es lo cómodo.

Su personaje es un cronista, en la actualidad sería un periodista, ¿se enfrentaba a las mismas barreras con el poder que hoy en día?
Las mismas. ¿Qué es lo que quiere el poder?

Díganoslo.
El poder hace las cosas sin que nadie se entere. Por lo tanto, lo que quiere es ocultarlo.

¿Cómo lo hace?
Diciendo una mentira o no diciéndolo. También puede que cuente otra verdad. No necesitan ni siquiera comprar al periodista.

Compran a la empresa.
Si dominan el mercado publicitario, ya te han comprado.

¿No estamos hablamos de poder político?
No, estamos hablando de poder. Del que gestiona el día a día. Eso no lo tienen los reyes o los políticos, los tienen los validos, los asesores, las personas que están en la sombra. Eso está clarísimo.

Ha salido una encuesta que asegura que los universitarios tienen más posibilidades de encontrar trabajo y mejor pagado. ¿Le pasó eso a Hernán Cortés? un ilustre de la Universidad de Salamanca de hace 500 años.
Hoy en día todo el mundo está formado.

¿En serio? En nuestro mundo, donde estamos rodeados de graduados o licenciados.
Es verdad, hay abandono escolar. Creo que si tienes formación, no tanto riqueza, llegas más lejos.

¿Le ayudó a Hernán Cortés su paso por la Universidad de Salamanca?
Sí. Controlaba el relato. Hernán Cortés se encargo de que al llegar al continente americano y hacer las conquistas que hizo, él era el primero en escribirle las cartas al emperador contándole lo que había hecho. Sabía que no bastaba con conquistar. Hernán Cortés decía que se vencía con la espada, pero se conquistaba con la pluma. Porque si él ganaba las batallas, pero nadie las conoce, no servía de nada.

¿Qué más le dio la Universidad?
Conocía las leyes y las utilizó a su favor. Hernán Cortés viajaba desde Cuba con las directrices del gobernador de la isla. En teoría él no podía bajar a tierra, conquistar y establecerse. Pero, como conocía las leyes, sabía qué si bajaba a tierra y fundaba una villa, Vera Cruz, dejaba de depender del gobernador de Cuba, porque existía una regla que se podía convertir en el Señor de la villa fundada. Si él no hubiera conocido esa ley, el gobernador de Cuba se hubiera llevado el mérito.

Tony Gratacós, autor de ‘Todos sabrán mi nombre’.

Seguro que a Moctezuma lo cameló con sus buenos modales, como dice el refrán: Finos trajes y buenos modales abren puertas principales.
Quizá, Hernán Cortés sabía moverse, vestirse y comportarse. Era un sibarita. Hernán Cortés conquistó unas tierras de una riqueza muy grande. No lo había hecho nadie hasta entonces para el reino de Castilla, ni siquiera los nobles que vivían en Valladolid. Vio que lo hacían gobernador y capitán general de Nueva España, de la provincia de México, pero se dio cuenta que le tocaban mucho las narices, por lo que decidió regresar a España a rendir cuentas directamente con el Emperador.

¡Qué valiente!
Sí. Es más, cuento una anécdota verdadera. Llega a Toledo. Es festivo y el Emperador está escuchando misa en la primera fila y como ocurre en estos casos, los más importantes están junto a él y así sucesivamente. Hernán Cortés llegó tarde a misa y caminó hasta el primer banco, colocándose junto al emperador.

¿El emperador no dijo nada?
En ese momento, no. Con este gesto, lo que hizo Hernán Cortés fue decirles a todos que después del rey, el más importante era él. Conocía muy bien las maneras.

¿Tuvo el reconocimiento que se merecía?
Creo que no, pero esto forma parte de nuestro ADN español. A quién sale un poco, se le corta la cabeza. Tampoco tuvo el reconocimiento Cristóbal Colón. Los que influyeron, para bien o para mal, no se les reconoció lo suficiente. Le sucedió a Elcano. Hernán Cortés siempre fue fiel a la Corona y nunca se le dio lo que se le prometió. No hemos sido nunca justos con nuestros héroes.

Y al cronista, nuestro periodista, ¿fue leal a Hernán Cortés a la hora de contar su historia?
Lo tienes que leer, pero que sepas que Diego de Soto no se vende al poder. (Carcajada)

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